En este episodio, se habla del cine como un medio para exponer la violencia que pueden generar las instituciones judiciales y de la masculinidad como origen de la violencia misma.
Laura Mora es una directora colombiana cuyo reconocimiento internacional comenzó con su largometraje Matar a Jesús, estrenado en el Festival de Toronto, y más recientemente obtuvo la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián por Los reyes del mundo, una película de carretera con episodios líricos aplaudida unánimemente por el jurado, el público y la prensa. En su filmografía, Mora ha expuesto la relación de los jóvenes con la violencia, como víctimas y victimarios, pero también se ha interesado en buscar allí las posibilidades poéticas del lenguaje audiovisual y un cariz luminoso y humanista que contrarreste la realidad.
Por otro lado, el director chileno Fernando Guzzoni ha estrenado sus largometrajes en escenarios como Toronto, San Sebastián y Venecia, consiguiendo en este último el Premio a Mejor Guion de la sección Orizzonti por su más reciente película, Blanquita. Inspirado en hechos y personajes reales que han sido mediáticos en su país, Guzzoni ha construido oscuras ficciones que se alejan del maniqueísmo para evidenciar un complejo entramado social que ha permitido la emergencia de una violencia soterrada y la juzga de formas disímiles e insospechadas.
Laura y Fernando se encuentran aquí para hablar de sus contextos inmediatos y de un interés común: la violencia del Estado.
Con la participación de Fernando Guzzoni y Laura Mora
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ENCUENTROS, un podcast de MUBI. La plataforma de cine seleccionado a mano.
Cada día, una nueva película. En cada episodio, una nueva conversación.
LAURA MORA: Y me di cuenta como que la imaginación es un territorio tan íntimo y tan libre, que es el único territorio del que nunca nadie podrá despojarnos.
Las voces más destacadas de Latinoamérica y España se reúnen para compartir y explorar el cine que nos gusta ver.
FERNANDO GUZZONI: Pienso como que la tragedia se basa en un crimen fundante no expiado y desde ahí surge como esa moral enferma, o sea, como que nuestros países fueran eso.
En el primer episodio de nuestra tercera temporada, se habla de las juventudes marginadas y su lugar en las sociedades contemporáneas a partir de la gran pasión por los relatos cinematográficos y una clara conciencia política de nuestros invitados.
Laura Mora es una directora colombiana cuyo reconocimiento internacional comenzó con su largometraje Matar a Jesús, estrenado en el Festival de Toronto, y más recientemente obtuvo la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián por Los reyes del mundo, una película de carretera con episodios líricos aplaudida unánimemente por el jurado, el público y la prensa.
En su filmografía, Mora ha expuesto la relación de los jóvenes con la violencia, como víctimas y victimarios, pero también se ha interesado en buscar allí las posibilidades poéticas del lenguaje audiovisual y un cariz luminoso y humanista que contrarreste la realidad.
Por otro lado, el director chileno Fernando Guzzoni ha estrenado sus largometrajes en escenarios como Toronto, San Sebastián y Venecia, consiguiendo en este último el Premio a Mejor Guion de la sección Orizzonti por su más reciente película, Blanquita.
Inspirado en hechos y personajes reales que han sido mediáticos en su país, Guzzoni ha construido oscuras ficciones que procuran profundizar en las zonas grises de un complejo entramado social que ha propiciado el ejercicio de la violencia y la mentira.
A partir de sus propias filmografías, Laura y Fernando hablan de un cine con compromiso político que, película tras película, se ha alejado del naturalismo y, en su lugar, ha encontrado un gran potencial plástico y narrativo con el que buscan un diálogo con el público.
LAURA MORA: Hola. Qué gusto verte, Fernando.
FERNANDO GUZZONI: Igualmente, Laura. Aunque confieso que pensé que ibas a estar acá en México, porque no sé por qué entendí que estabas viviendo acá, pero parece que me equivoqué.
LAURA MORA: Yo en estos días cuando me dijeron que, que si hacíamos esta conversación, me acordé, eh… ¿Qué año estuviste vos en, en el FICCI, fue en Cartagena? ¿Como en 2013?
FERNANDO GUZZONI: Sí, 2013.
LAURA MORA: Sí, que fuiste con Carne de perro (...)
FERNANDO GUZZONI: Sí.
LAURA MORA: (...) y ahí nos conocimos una noche, de esas noches dementes de Cartagena (se ríe). Y a mí me impresionó mucho tu película porque en ese momento pues yo estaba apenas como, eh, embarcada en, en Matar a Jesús y me impresionaba mucho la manera como te habías acercado a, pues como a la complejidad de, de ese personaje de Alejandro en esa peli, como una primera peli que me impresionó muchísimo y, y, y en estos días me acordé como de ese encuentro en Cartagena y conocer a Alejandro, que es gran personaje.
FERNANDO GUZZONI: Sí, bueno, ahora seguí repitiéndome a Alejandro, después trabajamos juntos en, en Jesús y ahora en Blanquita es coprotagonista también, así que seguí ahí con ese demente.
LAURA MORA: Sí, sí, pues esa era una de mis inquietudes. Yo no había visto Jesús, Carne de perro sí que la he tenido como siempre muy presente y ya y vi Jesús en, en, en estos días y lo volví a ver ahí, luego el tráiler de Blanquita, que felicitaciones por ese premio, que aquí celebramos un montón, con un montón de amigos tuyos y colegas que estábamos muy felices de que recibieras ese premio tan merecido. El tráiler se ve increíble.
FERNANDO GUZZONI: Gracias. Y bueno, y también felicitaciones por Los reyes porque premio increíble en San Sebastián
Episodio 1. La violencia como mandato
FERNANDO GUZZONI: Oye, y me quedé yo también ahí con, me vi Matar a Jesús, que la, que la conocía y además que me pareció como muy paradójico como la conexión entre la, el argumento, como la temática y los títulos que… Y tengo ahí algunas cosas porque la vi, la vi antes de ayer y me quedé pensando como, como los comunes denominadores en tu trabajo. Como esta idea de los territorios juveniles porque siento que hay una, una suerte como de, de vínculo, me imagino, en la, en la idea de cómo estos cuerpos juveniles, estas comunidades un poco son cooptados como por organizaciones criminales o son estas especies como de identidades residuales que también ahí te he escuchado como cuando, como problematizar tu trabajo y me ha hecho mucho eco como con este discurso sobre cómo el neoliberalismo va dejando ciertos jóvenes en los extrarradios y (...)
LAURA MORA: Sí, por fuera.
FERNANDO GUZZONI: Y en alguna medida… Claro, y en alguna medida, esa violencia que uno puede ver en tu película o en tus películas, también es como una parábola de eso, no sé, me hizo eco porque yo también lo he pensado entonces, nada, me da curiosidad como esta idea de este díptico que hiciste.
FRAGMENTO DE MATAR A JESÚS
-Jesús, ¿y usted vive solo?
-Sisas
-¿Por qué?
-Porque es mejor, para no calentarle la casa a mi mamá, entonces prefiero vivir solo y alejadito… Al fin de cuentas los que pagan son los de uno
-¿Y qué es lo tan malo que usted ha hecho pues?
-Cagadas que hemos hecho en la vida, y me tienen de aquí
Acabamos de escuchar un fragmento de Matar a Jesús, de Laura Mora
LAURA MORA: Pues igual hacer Matar a Jesús ha sido un acto muy liberador porque pasar como una historia tan, como que el insumo de trabajo era tan autobiográfico, tantos años como dándole vueltas a eso, que no era solo darle vueltas a una idea, sino también como ponerle un poco de orden a, como al dolor, y que por eso creo que la estructura de Matar a Jesús es realmente una estructura muy clásica y creo que eso obedece a que también esa, esa estructura clásica me servía a mí para ordenar mi propia, mi propia memoria. Y luego siento que con Los reyes también le respondo un poco a, como que me, me rebelo un poco, un poco ante eso, eh, y ejerzo esa liberación que me ha dado esta, hacer esa primera película para abordar también estructuralmente Los reyes del mundo de una manera más libre y que en ese sentido creo que habla más de mí y la relación con las imágenes. A mí, a mí me preocupa mucho el mundo de, de los hombres como mujer, eh, y me preocupa también como, como que con la historia de violencia que tenemos nosotros, que es tan, como tan excesiva, eh, siento que la violencia de alguna manera es como una herencia muy masculina, ¿no? Y no han sido, y han sido también los grandes muertos del conflicto armado colombiano los últimos sesenta años, son hombres jóvenes, de extracciones muy humildes, defendiendo normalmente los intereses de hombres muy poderosos de los círculos altos y, como mujer, a mí me ha inquietado mucho, como esa condena, como que para ser hombre hay que ser violento, para existir como hombre hay que ser violento. Y, y me ha intrigado mirarlo desde, eh, pues como desde lo más básico de sus acciones físicas, hasta, hasta las complejidades y las exigencias históricas a las que tiene que responder un hombre para poder existir en las, en la sociedad. Eso, eso me inquieta y creo que, por eso pude como hacer, pues como construir este, este personaje de Jesús en Matar a Jesús y luego estos cinco chicos que también podrían ser, de alguna manera, si uno los junta, pues como un, un gran personaje, uno solo, que encarna cada uno como algo de esta historia de violencia. Pero yo también identifico eso mucho en, en tus pelis, pues en Jesús a mí me pareció muy evidente, me pareció muy fuerte ese mundo de los hombres que también le exige a estos otros ser violentos y que, y que no hay postura que valga, hay que, hay que perpetuar ese comportamiento, que también es un comportamiento que viene heredado de--pues de la relación con el padre, me imagino que de la dictadura, ¿no?
FERNANDO GUZZONI: Mmm. Sí, me quedé pensando que en lo que estabas diciendo que hay una antropóloga feminista argentina que a mí me gusta mucho, que seguro que la has leído, la conoces, que se llama Rita Segato y ella habla del mandato de la masculinidad, eh, y en el fondo plantea que la construcción de lo masculino, del patriarcado, está bajo esa como égida del, del mandato de la masculinidad y que tiene que ver con la reproducción de la violencia y, y me parece que tiene una tesis súper subversiva, a propósito de lo que tú estabas diciendo, que a mí me encanta igual, como, es muy interpeladora, que dice que las primeras víctimas del patriarcado son los hombres, no las principales, pero las primeras, en la medida en que en el fondo esos, esos cuerpos, esos, esos hombres, que tú bien decías como precarizados, de extracciones sociales populares que están, que son unos outsiders en el fondo, tienen un hombre blanco o un hombre o un jefe que en el fondo los despoja de su idea de la masculinidad, de la virilidad. En esos trabajos precarizados, en esa estructura de poder y ante la, ante el despojo de esa, de esa virilidad masculina, ellos llegan a reproducir esa violencia a su casa con sus mujeres y con sus hijos porque fueron despojados de esa condición en el fondo, que es un constructo como cultural y, y casi como antropológico. Entonces, me parece como súper, ehm, incómodo, pero en el buen sentido de la palabra, como meterse en esos lugares como en esa, en Chile decimos, como “meterse en las patas de los caballos”, y como que eso me parece increíble tu película, como… Y, y me resuena mucho también con, con cosas que, bueno, que yo también pensé en Jesús, o sea... Pero en el fondo, complementando un poco lo que tú estabas diciendo, es que yo pienso que el neoliberalismo, sobre todo en países con una aceleración capitalista tan brutal como es Chile, pero también como lo ha sido Colombia también, en el fondo construyen estos como sujetos al mandato del servicio del consumo, eh, y cuando uno no está en ese, en ese mandato neoliberal, se convierte de inmediato como en una suerte como de, de sobra, es como un sobrante. Entonces, yo, yo sentía que en el fondo, y un poco lo veo en Matar a Jesús con la idea del sicariato, por ejemplo, pero también lo veo en Jesús con la idea de esta violencia subjetiva o violencia física directa que de pronto explota o erupta en nuestras sociedades y que a veces a mí lo que me pasa es que siento que como que la oficialidad como del establishment y todo su dispositivo, como que construyen una línea de separación entre lo bueno y lo malo y se deshacen del problema y precisamente…
LAURA MORA: Totalmente.
FERNANDO GUZZONI: Y precisamente pienso que, no sé, tu personaje o, o, o los míos también están como alojados en esto, estructuras de violencia simbólica estructural… Yo como que agradezco mucho cuando las películas piensan cosas más sistémicas, tal vez, que en eso como que soy más marxista, pero…
LAURA MORA: Y yo también pensaba, volviendo a ver Carne de perro, viendo Jesús, eh, yo siempre he pensado que Chile y Colombia tienen un montón de similitudes siendo países, digamos, con procesos políticos y económicos muy distintos, pero acá en Colombia siempre había como una idealización de Chile, como: “Ese es el ejemplo, el gran ejemplo a seguir”, pero son además países que han convivido en cierta parte como con sus, con sus verdugos, con sus dictadores, que los han avalado, que han, que han estado, que han sido como sociedades muy justicieras, profundamente católicas también, de alguna manera, y con una represión muy grande, digamos también, e incluso dentro de la intimidad. Y yo creo que esa represión, que es muy evidente, yo la veo muy evidente en Jesús, pues cuando dice, cuando se reprime tanto al ser humano pues esto quizás va a sonar muy freudiano, pero el deseo va a salir por algún lado, ¿no? O sea, se va a escabullir, es indomable, es imparable y casi siempre eso deriva en violencia, ¿no? Como que cuando reprimes tanto también desde tu sexualidad y tu--y, y todo, todo está como soterrado, es decir, yo creo que, que la violencia en Chile ha sido una violencia --esto lo digo desde afuera, mirando con una mirada muy desde la distancia--, pero yo siento que es una violencia mucho más contenida que la nuestra, mucho más soterrada, mucho más quizás íntima. La nuestra ha sido despilfarrada a todo nivel, o sea, se ha colado por todo, ha sido íntima, ha sido pública, ha sido, ha sido colectiva, ha sido extravagante, performática, ¿no? Y, y en eso, en eso, en eso sí quizás nos diferenciamos. Entonces, claro, para, para, para muchos en Colombia, Chile era ese, eje… Siempre ha sido ese ejemplo, pero lo que ponen de manifiesto, eh, creo que los cineastas chilenos, y en particular tu, tu obra, es una sociedad que tiene profundos gestos de violencia también desde la contención y desde la represión, ¿no?
FERNANDO GUZZONI: Sí. O sea, como que pienso que es súper interesante esa lectura como… Ahí también tengo hartas preguntas que hacerte, pero yo tengo la sensación, por ejemplo, que Chile ha vivido una--que probablemente es diferente a Colombia, igual ahí te voy a preguntar para que lo elaboremos porque me da mucha curiosidad, pero a lo que voy es que hay una suerte como de violencia de Estado, que no digo que en Colombia no exista, por supuesto que existe--, pero hubo en Chile un proceso muy particular que a veces cuesta entenderlo, como… A veces hay gente que a mí me preguntan “¿por qué no pueden…? Chile es como un bicho raro, como esa Suiza de Latinoamérica, que no es tal, que nunca ha sido, pero ha sido como esa vendetta que se ha hecho. En el fondo Chile es como un país que construyó, tuvo un proceso de fascistización de la sociedad, eso vino con la dictadura….
LAURA MORA: Lo mismo Colombia (...)
FERNANDO GUZZONI: Claro.
LAURA MORA: (...) es muy parecido en ese sentido.
FERNANDO GUZZONI: Y lo loco es que en el fondo la dictadura en Chile fue una revolución en términos así más como, como más tradicional de la palabra, en términos de que hubo una sustitución de un régimen por otro. Obviamente este régimen tenía como toda una… A diferencia, por ejemplo, de las dictaduras latinoamericanas en Argentina o en Brasil, que fueron como caóticas, es decir, unas administraciones de poder caóticas, acá hubo un régimen que la derecha chilena dice “autoritario”, pero en realidad fue un régimen totalitario y tenía un mapa trazado súper nítido que tenía que ver con una, un pie en la economía, o sea, en Chile fue literalmente esto es una, eh, no es un juicio de valores, es una, es una descripción: Chile fue el experimento neoliberal de la escuela de Chicago de Milton Friedman.
LAURA MORA: Sí, claro.
FERNANDO GUZZONI: Entonces, eh. O sea, ni Reagan ni Thatcher fueron tan radicales como Chile. Y todos esos economistas que fueron formados por la escuela de Chicago introdujeron este modelo neoliberal con todo su ethos cultural que viene aparejado. Y aparte de eso, venía como un proceso de despolitización y desideologización de la sociedad, dejando los colegios profesionales, los sindicatos, las universidades y los partidos políticos proscritos, en fin. Entonces, entró también como la idea de la apoliticidad como un valor. Entonces, imagínate ese paquete junto, además de la represión, digo, directa, donde se mataron, asesinaron, torturaron personas, que por lo demás, muy poca gente lo sabe, pero el 90% de las personas que se asesinaron en Chile eran jóvenes entre 18 y 24 años. Entonces se mató una generación completa. Entonces eso, este… Bueno, y después ese acuerdo cupular entre la elite que validó esto generó como que la violencia fuera un proceso institucional, entonces eso es muy loco de pensar.
LAURA MORA: Sí, pero es súper parecido al, a, al proceso en Colombia. Alguien alguna vez decía que no había, eh, una peor dictadura que la democracia colombiana. Nos jactamos mucho de decir que somos la democracia más antigua del continente y que nunca ha pasado por acá un dictador, nunca ha habido, digamos, una dictadura militar, pero cuando uno revisa la historia de Colombia, realmente es que no ha sido necesaria porque quienes han estado en el poder han estado siempre alineados con los mili, con los militares, de manera directa y en su actuar y en su, y en su pensar. Colombia tuvo una constitución, digamos, de corte absolutamente conservadora hasta el año 91 y en el año 91 aparece todo este movimiento estudiantil que exige la, digamos, la renovación de esta Carta Magna y la, la Constitución. Si uno lee la Constitución de Colombia es como lo más progre, es increíble, pero nunca realmente se ha cumplido ni el, ni, ni ha sido, digamos, la guía para, para, para quienes, quien ha estado en el poder. Realmente lo que uno ve en Colombia siempre han sido… Colombia sigue siendo muy, muy feudal, ¿no? Acá el problema de la tierra sigue siendo el gran problema. Las élites han estado siempre al mando, no ha habido gobiernos populares, es decir, el primer intento de, de un gobierno popular fue en el 48 y fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán.
FERNANDO GUZZONI: Gaitán, ¿no?
LAURA MORA: Exacto. Y luego tenemos una historia absolutamente inédita en el mundo de todo un movimiento de izquierda llamado la Unión Patriótica asesinado. O sea, miles y miles de militantes, candidatos a la presidencia de un partido de izquierda asesinados. Entonces, realmente lo que ha pasado en Colombia es lo que yo te decía, es como que el modelo existe, pero también ha habido un accionar desde la violencia absolutamente excesivo, que lo que ha hecho es, eh, imponer el miedo como, como régimen, ¿no? Y lo que yo creo que ha pasado, esta es una teoría mía, y es que lo que ha pasado muy particular en Colombia es que después de tantas, tantas generaciones que han crecido en la violencia, en la violencia pura desde los 50, años 50 entre la guerra de conservadores y liberales, pasando por los 80 como con la guerra más dura del narcotráfico, los 90 el paramilitarismo y la guerrilla, es como que somos expertos en armar una guerra y, de alguna manera, es porque es la violencia lo único que hemos tenido en común. Entonces se ha vuelto lo que nos amarra, eh, como el relato culturalmente y eso es muy fuerte porque desprendernos de la violencia significaría como que eso supone tener que casi que reinventar nuestro relato de nación, porque es el relato de la violencia lo que ha primado. Luego, a principios de los 2000, pues obviamente se, eh, se monta al gobierno de Álvaro Uribe absolutamente, un gobierno absolutamente popular, es decir, elegido masivamente dentro del ámbito democrático, con un pedido, digamos, de, de la gente, de detener el accionar violento de la guerrilla de izquierda y bajo este discurso también se plantean un montón de modelos violentos, de violencia de Estado pura y dura, porque acá también lo que ha sido muy grave es que a la, eh… No, no se ha puesto la responsabilidad sobre el Estado y lo que estamos viendo ahora, después de los Acuerdos de Paz con la Comisión de la Verdad y con la Justicia Especial para la Paz es que gran parte, digamos, de, de las atrocidades que también se han cometido en Colombia ha sido de la mano pues del Estado o de esa, digamos, relación horrorosa entre el Estado y las fuerzas paramilitares que han sido grandes despojadores, asesinos de líderes sociales, de líderes de izquierda y pues eso lo que ha hecho en Colombia es que hay una generación que tiene, que todas las generaciones realmente hemos crecido con muchísimo miedo. Alguien alguna vez, un amigo me decía como: “Yo siento que el miedo es la, la sensación que une la nación” y es, y es real. Y por eso hemos crecido con tanto miedo, que por eso lo que ha pasado los últimos dos años como con este estallido social inédito y que finalmente pone un gobierno progresista, es una generación que se cansa de tener miedo, pero también una generación de chicos que no tienen nada que perder, que ya la--si pierden la vida ya es lo que tienen, es lo que hay que perder ya. Y a mí eso me, me ha conmovido profundamente porque yo además crecí en la que fue considerada la ciudad más violenta del mundo durante una década, ¿cierto? Yo crecí con el sonido de las bombas, con esa guerra narco que, pues que además todo lo que trae lo narco también es como un gran triunfo del neoliberalismo, es cierto (...).
FERNANDO GUZZONI: Total.
LAURA MORA: (...) con el narco viene todo un gran consumo y querer el carro, el avión, la, las joyas, o sea, es como, es un triunfo de la sociedad contemporánea también. Y esa y esa violencia, que era la violencia, digamos física, de las bombas, de la, de los muertos en la calle, etcétera, combinada con esa violencia que trae también el consumo.
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En este espacio, Laura Mora y Fernando Guzzoni hablan de algunas de sus películas favoritas.
LAURA MORA: Paisaje en la niebla de Theo Angelopoulos.
FERNANDO GUZZONI: Qué linda
LAURA MORA: Sí, es hermosa. Luego en este proceso descubrí un cineasta que hizo muy pocas pelis, pero que me ha impresionado, que se llama Jan Nemec, y tiene una película que se llama Diamantes en la noche, que es pfff, una…
FERNANDO GUZZONI: No la he visto, la quiero ver.
LAURA MORA: Sí, o sea, pues obviamente Paisajes en la niebla para mí era, para mí fue como una revelación volver a redescubrir Angelopoulos en esta etapa, no solo sus películas, sino también como revisitar sus pensamientos escritos.
FERNANDO GUZZONI: Sí.
LAURA MORA: Y creo que hay unas, como su reflexión sobre la frontera, como estos chicos buscando una frontera que no existe. Hay un pequeño homenaje a él en la película, como que a través de la niebla también se ve un árbol como paisaje en la niebla, eh… Es una peli tan, tan bella y, y esta manera de él de atravesar los tiempos, esa manera de filmar. Yo digo que nosotros haciendo Los reyes del mundo nos inventamos un nuevo género que se llama “épico punk” porque es como que la imagen es grande por el espíritu de la película también es más subversivo, entonces como que me gustaba esta cosa que de, de, de Angelopoulos, que puede ser muy épica, pero también sobre lo que está hablando es como tan humano y tan frágil, tan duro. Y, y, y, y en esa búsqueda como de películas encontré esa de Jan Němec de Diamantes en la noche y, y me encantaba, me encanta cómo él va cruzando en el montaje también como esos momentos, como cruza el tiempo y unos momentos más oníricos combinados con esa realidad tan dura de esos chicos que pronto te vas dando cuenta que están huyendo de un campo de concentración, ¿no? Y, y como esa maldad de los hombres, pero una maldad como muy, por un lado, muy simbólica y muy, muy contenida. Y la otra que había pensado que también me--como que la revisité un par de veces… Hay dos películas que revisité, muy distintas las dos, que fue, eh, este documental de Pasolini, La rabbia, como esa voz de La rabbia me acompañó como para escribir ciertas cosas de la peli, esa, como todas esas preguntas que él se hace, pero también cómo habla de, de, de la alegría como un lugar, o sea, cómo también la rabia puede ponerse de manifiesto con la alegría con la que se protesta contra el mundo, eso me parece que es bellísimo. Y luego está Nostalgia, de Tarkovski por, porque me gustaba como este gesto de este hombre en este caballo quemándose.
FERNANDO GUZZONI: ¿Tiene un poco ahí de esa influencia del caballo blanco también?
LAURA MORA: Sí, para mí el caballo, pues… Esta película también tiene gestos que son muy, eh, cinematográficos, como hijos del--el caballo es el animal cinematográfico por excelencia, ahí tenía como unas cosas de un poema, un poeta palestino que me gusta mucho y que hablaba del caballo como la extensión del corazón y la guía a la casa. Pero en Nostalgia me, me gusta también cómo esa idea de lo que se va volviendo como ruina y de, de, de ese deseo, como de esa, de ese deseo por la, por la casa, por el hogar, por la patria que--al que solo se accede de alguna manera como en un lugar imaginario o en la misma muerte, ¿no? Esas serían mis películas.
FERNANDO GUZZONI: Y pensaba que, como igual lo de Pasolini, como que Pasolini es un gran juvenólogo, es como…
LAURA MORA: Uff, total.
FERNANDO GUZZONI: Estuvo repensando, interpelando como la idea de la juventud, o sea, Las cartas luteranas y todos–miles de textos (...)
LAURA MORA: Sí.
FERNANDO GUZZONI: (...) como que ahí hay un vínculo. También pensé eso.
LAURA MORA: Sí, a mí también. Yo vivo fascinada con la juventud.
FERNANDO GUZZONI: Sí, es que por eso pensaba… Yo pensé en algunas películas que pudieran tener algo que ver con lo que estamos, o sea, como con las cosas que hemos hecho, entonces pensaba una película que combina como la dulzura, eh, con cierta idea como del abandono, el desarraigo y que es como esas películas que uno puede revisitar mil veces, que es Los 400 golpes.
LAURA MORA: Sí, total.
FERNANDO GUZZONI: Y pensaba que tiene algo que ver con todo lo que, o sea, con las películas tuyas, no sé, también con lo que yo he estado haciendo. Ehm, siento como esa nobleza, como esa… O esa crudeza pasada por un sedazo de, de humanidad, de ternura. Y me acuerdo, de hecho, con Papeto, tuvimos… Papeto es un amigo en común para los que no saben, director colombiano, Óscar Ruiz Navia, que tuvimos la suerte de ir a ver una película de Tsai Ming-Liang que actuaba Jean Pierre Léaud y que estaba ahí Jean Pierre Léaud y lo pudimos conocer.
LAURA MORA: Ay, no (se ríe)
FERNANDO GUZZONI: Sí, y darle la mano. Y me acuerdo como que le dimos un abrazo, como que contenía como todo, así como, como un “¡Gracias!” gigante. Y pensaba en eso también, como de lo simbólico que esta película de, de ver una persona que a, como… partió a los 14, 12 años y, y no sé, después uno puede ver La muerte Luis XIV y está como muriendo en el cine, es como, no sé, como que siento que tiene una carga simbólica demasiado bella que es como una película que--tan pregnante, que como que pareciera que nunca se me va. Y después pensé, a propósito de lo que habíamos hablado también, de lo privado como un acto político, como No Home Video de Chantal Akerman y…
LAURA MORA: Uff.
FERNANDO GUZZONI: Y lo dolorosa que es también esa película. Y como, y no sé, pienso como a veces cómo la vida está trenzada con este oficio, a propósito, también de lo que, como eso que yo te decía, que me parecía muy valiente también esa operación que hiciste tú con tu primera película, como la idea de, de entrar en esos terrenos que son privados pero que son mensajes como universales y nada, pues inevitable pensar también que después de esa película pasa lo que pasa con ella, como que, como que es muy fuerte.
LAURA MORA: Sí, es muy duro, es muy duro. Hace poquito justo acompañé una proyección de una de sus películas--pues como que proyectaron Chantal Akerman y fui a hablar de ella, entonces la revisité mucho.
FERNANDO GUZZONI: Qué bacán.
LAURA MORA: Es como uff, qué, qué genia, pero qué, qué dolor también.
FERNANDO GUZZONI: Sí, como que eso es lo que encuentro como tan fuerte de ella, como tan, como una abyección pero con una especie de profundidad tan conmovedora, como que me pasa eso con esa película, que te deja como de una pieza. Y después pensé en una película que, a mi juicio, es la mejor película de la historia del cine chileno, que es una película del año 73… Se filmó el 72 y no se pudo estrenar porque vino la dictadura y se estrenó muchos años después, que es una película de Raúl Ruiz, que es como un maestro del cine…
LAURA MORA: Ay claro, yo te lo quería comentar hoy.
FERNANDO GUZZONI: ¿Te gusta?
LAURA MORA: Porque para mí, ¡yo lo amo!
FERNANDO GUZZONI: Yo también. Palomita blanca.
LAURA MORA: Uff…
FERNANDO GUZZONI: Palomita blanca yo siento que es como una película… Bueno, la vi, la he visto muchas veces, pero hace unos años la vi restaurada en una copia en 35mm, donde el director de foto de esa película, que también es un director chileno emblemático, hizo la corrección de color sobre esa restauración.
LAURA MORA: ¡Wow!
FERNANDO GUZZONI: Y, y yo pensaba cuando la veía, decía como “¡Qué fuerte como esta película envejece tan bien!” y como todas las operaciones formales de Ruiz son tan avant-garde.
LAURA MORA: Sí, pero con él pasa algo muy particular y es que, a pesar de eso, a pesar de ese nivel como de, de intelectualidad tan fuerte que, del que viene él y que deja de manifiesto en Poéticas del cine y tan… Yo siento que, que uno nunca, no sé por qué no percibo como una arrogancia formal en él o…
FERNANDO GUZZONI: Nada.
LAURA MORA: Es como tan sencillo (...)
FERNANDO GUZZONI: Exacto.
LAURA MORA: (...) y tan, con tanto afecto como mira los otros, ¿no? Es muy impresionante.
FERNANDO GUZZONI: Eso es lo que, eso es lo que encuentro como maravilloso de esa, de esa película y de su obra en general. Porque además él tuvo una particularidad muy, muy loca que es, como se fue al exilio a Francia en el 74, e hizo gran parte de su carrera, casi toda su carrera en Europa y filmó algunas películas en Chile antes y después volvió a filmar, él tenía una obsesión con la oralidad, con la palabra. Entonces (...)
LAURA MORA: Total.
FERNANDO GUZZONI: (...) él dice que cuando se va a Francia y no puede como hacer un espejo entre la oralidad chilena, que además es como el horror, el horror del castellano, digamos (Laura se ríe). Él dice “Bueno, no me queda otra que empezar a hacer operaciones visuales”. Y ahí es cuando empieza a hacer cosas cada vez más raras porque es como que está en busca de esa palabra perdida que, que no vuelve a encontrar. De hecho, él es como un gran teórico de lo chileno, entonces dice, por ejemplo, dice “Lo único bueno de ser chileno es que uno puede hablar mal de Chile” o “Si te portas mal en este mundo te vas a reencarnar en chileno”, cosas así. Entonces siento que Palomita blanca es como, es como el humor ruiziano con una idiosincrasia chilena de otro tiempo, pero con una película como profundamente avant-garde, no sé, y con mucho sentido del humor. Entonces...
LAURA MORA: Mucho, mucho.
FERNANDO GUZZONI: Y como que lo digo porque a veces siento que un director como a veces un poquito poco explorado, así que, que le echen una mirada a esa, a esas películas.
LAURA MORA: Sí, a, a, a verlo y a leerlo.
FERNANDO GUZZONI: Sí, y a leerlo.
LAURA MORA: Yo cuando tengo alguna actividad académica siempre leo algo de Raúl Ruiz porque es… Es como ¿en qué momento pensaste tanto?
FERNANDO GUZZONI: ¿En qué momento?
LAURA MORA: Es increíble.
FERNANDO GUZZONI: No, es una maravilla. Yo me leí sus diarios ahora, que son dos tomos, y también me preguntaba en qué momento hacía tantas películas porque filmaba como una por año.
LAURA MORA: Sí.
FERNANDO GUZZONI: Además era un sibarita, le gustaba comer, tomar vino, ver a sus amigos, escribir, hacer teatro, radio-teatro y yo decía como “¿cómo lo hace? Debe tener un clon o algo”.
LAURA MORA: Sí, yo, yo no quiero pensar en eso porque me angustio, porque yo no hago nada, yo, o sea, me sobrepasa todo, todo el tiempo, pero bueno…
Segunda parte
LAURA MORA: Hay una cosa que, que, que no quiero dejar de preguntarte porque me ha causado mucha intriga y es que yo siento que, que pues, sin haber visto Blanquita aún, pero viendo el tráiler, si hay como algo repeti--pues como recurrente en tu, en las preguntas que lanzas a través de tus películas, que tienen que ver con el Estado, pero también como con el sistema burocrático y con lo jurídico, eh, con lo penal. Y eso me parece muy interesante porque es algo que a mí me obsesiona mucho también, quería saber de dónde, ¿de dónde viene eso? Porque en mi caso, por ejemplo, pues también crecí en una familia de abogados, ¿cierto? Entonces, eh, también las preguntas sobre el sistema y sobre lo absurdo y lo kafkiano de ese sistema están muy presentes, pero me causaba mucha intriga saber, eh, ¿qué ha pasado en vos para que eso sea una constante?
FERNANDO GUZZONI: Sí, o sea, yo pienso que, que claro, como que…. Pienso que en nuestros países hay una relación con la justicia ordinaria, digamos, que siempre es disfuncional y, y en el fondo, a diferencia de los países anglosajones que confían más en su justicia, o sea, por ejemplo, no sé en Colombia, pero en Chile es muy raro, o sea, imposible ver que un empresario vaya preso por un delito económico, por ejemplo. En Estados Unidos uno ve que eso pasa y que hay como condenas severas por eso. De hecho, en Chile, por ejemplo, hubo un escándalo de unos empresarios súper amigos del presidente, en fin, que los descubrieron, un caso de corrupción grande y la condena fue ir a, asistir a unas clases de ética (Laura se ríe). Me pareció genial igual. Entonces, entonces, claro yo me pregunto como ¿cuál es la relación de los sujetos con la justicia? Y la sensación que uno tiene es que pareciera que nosotros tenemos que negociar nuestros deseos antes de confiar en la justicia. Entonces siempre pienso en eso como, a propósito de las lógicas punitivistas o policíacas también, que tiene un poco las redes sociales o que también cae a veces el mismo progresismo, sobre todo esa como cultura del woke, que yo confieso que no, con la cual no comulgo mucho, pienso que como que ha olvidado la idea de la conversación, como de los sujetos que, que tienen un diálogo y que resuelven sus problemas. Por supuesto que lo estoy diciendo en una escala más amable porque hay momentos donde eso no opera, pero me refiero que tiene que ver con ese vacío de la justicia ordinaria, con esa falta de mediación entre los sujetos y el Estado. Por ejemplo, a propósito de lo que tú estás mencionando, de la, de los 80, 90 y la Guerra del Narco, el paramilitarismo, yo me lo pregunto siempre, me genera mucho vértigo la idea de cómo de pronto no hay comunidad, no hay proyecto colectivo, no hay como, no existe la idea de lo vincular y, y el Estado está horadado. Entonces yo digo “¿Qué mierda les llega a esas personas?” Y a mí me está pasando, no es que el narcotráfico en Chile no haya existido, existió siempre, pero hoy está de verdad como adquiriendo una fuerza como media inusitada. Es decir, ya es un elemento como medio constitutivo de la violencia. Con toda esta lógica de narco-cultura que tú estabas mencionando, eh, y estas como pulsiones con el, con el consumo, en fin. Entonces yo digo como, como, no sé, ahora estoy pensando en una idea que, que tiene que ver con el amor, por ejemplo, y con un amigo con el que escribo ahora, y estábamos--y pensamos eso, como que en el fondo la idea del amor erótico, el amor romántico entre dos personas no alcanza para salvarse. O sea, si hay dos personas que se aman, es como la antípoda de lo que dice Hollywood en el fondo, que hay como un atardecer y se van de la mano onda la Lala Land y es como que la verdad que eso no alcanza, porque si está quedando, o sea, hay un gran desastre y un gran caos alrededor, igual hay un espacio como de orfandad. Entonces a mí siempre me han parecido súper interesantes esas personas que quedan como proscritos, como fuera de la ley, como, eh…
LAURA MORA: Sí, a mí también me interesa los que la historia deja por fuera.
FRAGMENTO DE CARNE DE PERRO
-Y acá lo que necesitamos son abogados, weon, no doctores, porque hay algunos que tienen problemas penales, tú sabes, como yo o como están algunos, o cómo estábamos algunos
-Sé perfectamente la situación, weon. Pero ¿sabés cómo murió José, weon? ¿Ah?¿Sabes? Yo estuve con su mujer, estuve con su hijo, weon, y no te vi en el velorio, weon.
-¡Claro que estuve ahí, weon! Les llevamos una corona.
-No te vi, weon
-Si estuve con su mujer y le di el pésame
-No necesitaba pésame, weon. ¡Necesitaba ayuda! Ayuda antes, po, weon. ¡Cómo es que te crees presidente y no haces ni una wea por nadie, po, weon!
-Pero ¿qué querías que hiciera, po, weon?
Acabamos de escuchar un fragmento de Carne de perro, de Fernando Guzzoni
FERNANDO GUZZONI: Sí, y yo creo que es como el común denominador en todas mis películas, que es como digo, acá hay una construcción de un algo, ya sea en Carne perro, porque era la carne cañón de la, del aparato de represores de Pinochet, o un chico que en el fondo queda suspendido, como sin un espacio de pertenencia, o una niña que lucha por justicia y que recibe como la violencia de las instituciones. Y digo como, claro, me parece que ahí hay un tema que es muy constitutivo de nuestra sociedad, que lo mismo que yo veo en tu película, en el fondo.
LAURA MORA: Si a mí me, a mí también me obsesiona mucho eso. Me obsesiona mucho también cuando el Estado y, digamos, el funcionamiento del Estado en forma de burocracia, también se vuelve un victimario, ¿no? Con el ciudadano, eh… En Colombia, por ejemplo, y por eso, digamos, en Los reyes del mundo, para mí es muy importante como que este chico, cuando recibe una carta de la Agencia de Restitución de Tierras, de alguna manera está él existiendo para el sistema, o sea, es como que le dan un nombre y él se aferra eso. Y a mí eso siempre me ha impresionado mucho como del relato de desplazamiento en, en Colombia, es que todo el mundo se aferra igual a pesar de todo al aparato judicial. De alguna manera es como lo único que lo agarra al sistema y ya cuando pierde, cuando la decepción ya es profunda, ehm, y se pierde ese último, como ese último eslabón que lo amarraba a la idea de, de, de justicia y lo que eso significa como reconocimiento, dignidad, existes para el otro, puedes acceder a salud, educación, tierra, etcétera, cuando ya eso se pierde es cuando, cuando quedan esos personajes que, que, que a uno le interesan, ¿cierto? Que, que han, han quedado por fuera de ese aparato que se comporta de una manera increíblemente absurda y por eso menciono como lo kafkiano, se vuelve como una, una pared impenetrable y, y te deja, te deja por fuera de todo, pero se vuelve increíblemente violento también el, el, el Estado en esa forma.
FERNANDO GUZZONI: Que es un poco igual lo que pasa también, no sé, en esa escena de Matar a Jesús cuando, cuando la protagonista va a seguir, a preguntar por avances de la investigación de su papá y es como una desidia, pero uno siente que hay un, que ahí hay como, eh, una especie de cúmulo de casos que están pasando por la misma suerte y que, y que, claro, que digo, no sé, la otra vez veía, por ejemplo este documental que es muy terrible, que me quedé muy angustiado después de verlo, que se llama Las tres, Los tres funerales de Marisela Escobedo.
LAURA MORA: Ah, no lo he visto.
FERNANDO GUZZONI: Un documental mexicano de una madre que su hija sufre un feminicidio, de parte de su pareja y empieza toda una lucha por justicia y bueno, a él lo dejan libre… Bueno, la terminan asesinando. Es muy, muy brutal y me parece que es como el paroxismo de lo que tú estás hablando ahora, como en realidad es un sujeto solo contra el mundo, tratando de como instalar el sentido común mínimo de justicia y ahí que no hubiese espacio, no hubiese eco, no hubiese diálogo con ese…
LAURA MORA: Sí, no hay, no hay espacio ni siquiera para la conversación, ¿no? Para, para la, la atención que supondría o debería tener una víctima ante el Estado. Es como que se la escuche también con atención, eso también daría como un lugar a la dignidad. O sea, yo en general creo que gran parte de la tragedia de violencia en Colombia ha sido pues por el colapso del sistema judicial y del sistema penal que, que nunca ha operado y en gran parte, en algún punto, no ha operado también por la magnitud de lo que ha pasado, pero también no ha operado muchas veces por desidia, por corrupción, por estar también muy cerca de, de las estructuras mafiosas, etcétera. Pero, pero claro, ante, ante un Estado que ni siquiera te da el espacio para ser escuchado y atendido, pues muchas veces lo que viene, lo siguiente es tomar esa justicia por, por mano propia y eso, o sea, la, la, la, la historia de Colombia de alguna manera, yo siempre digo, es como una gran historia de venganza, ¿no? Que ya no sabemos dónde empezó y a quién mataron, el otro mató al otro porque me mató a este y tin (...)
FERNANDO GUZZONI: Es como…
LAURA MORA: Y así sucesivamente.
FERNANDO GUZZONI: Es como, o sea, que pienso que dijiste una palabra como, como la idea de la tragedia. Pienso como que la tragedia se funda como, o sea, se basa en un crimen fundante no expiado y desde ahí surge como esa moral enferma, o sea, como, como que Hamlet es un poco eso, como que nuestros países fueran eso.
LAURA MORA: Sí, está trastocado todo.
FERNANDO GUZZONI: Me quedé pensando en una cosa que me llamó la atención que dijiste al comienzo, que me, también como que formalmente me parece súper interesante como la idea de las exploraciones con la estructura, como que…
LAURA MORA: Sí.
FERNANDO GUZZONI: Como que Matar a Jesús, claro, tenía una estructura más aristotélica, más clásica, pero que igual su forma no es clásica, entonces tampoco es que parece una película convencional, por lo menos a mí no, no me parece. Pero que te quería preguntar por eso, como que ¿en qué estabas pensando con Los reyes? Y como qué estás pensando ahora como con la forma porque encuentro súper entretenido esas preguntas que uno se hace, siento, no sé, como sin conocerte tanto, pero como cachando un poco tu, tu rollo, es que, que es algo que a mí me pasa, al menos, no sé, como opero de manera media como desde tesis, como, como desde pregunta, al menos a mí me vienen las preguntas o las tesis antes que las imágenes, y… Pero pienso que lo que estabas diciendo como Los reyes, como la idea de la imagen o de romper con convencionalismos estructurales, no sé, como que eso me pareció súper interesante.
LAURA MORA: Sí, yo, como te digo, como que, eh, pues después de hacer una película como tan autobiográfica yo quedé mamada después del rodaje de Matar a Jesús y me fui a hacer un viaje, que es el mismo viaje que hacen los chicos en la película, una carr… O sea, Medellín es en, es al interior del país y para salir a la Costa Caribe uno siempre atraviesa ese territorio por donde filmamos la peli y a mí siempre ese, ese cruce, por esa carretera, me despertaba muchas preguntas porque había como una violencia también en ese paisaje, como en un paisaje muy sublime que, mirado desde la distancia, es muy bello, pero, pero que si, que si estás ahí metido adentro también hay una violencia en esa geografía y siempre me preguntaba “¿A quién se le ocurrió atravesar una carr… una carretera por este lugar? O sea, estaba destinado a ser virgen, a no, a no ser tocado por el hombre”. Y pues luego esa, esa tierra, ese territorio es increíblemente rico, eh… Alguien dice como los tesoros—“Colombia es el país de los tesoros tristes”, ese territorio es muy rico en oro, en coca y en agua y eso es un gran castigo, ¿no? Entonces ha sido un territorio muy disputado, donde el Estado nunca ha sido pues como un Estado muy fuerte, donde siempre eso ha estado reemplazado como por las fuerzas paramilitares, por las mafias. Siempre me inquietaba mucho cuando lo cruzaba y creo que en este caso yo también parto mucho como de preguntas, pero esta vez llegaron las imágenes primero. Unas imágenes que venían cargadas de haber pasado muchísimo tiempo con chicos muy jóvenes durante el casting de Matar a Jesús, donde aparecía en ellos una constante de querer encontrar un lugar en el mundo donde estar a salvo. ¿Cómo, cómo lo decían ellos? Un poco como: “Quiero una casa donde vivir tranquilo o, o quiero huir o tengo este sueño”, pero todo tenía, todo siempre estaba anclado a un lugar en el mundo. Y cuando iba en este viaje, atravesando este territorio que me ha intrigado tanto, empezaron a aparecer como imágenes de estos chicos y yo ponía como, hacía notas y ponía como “Chicos haciendo daños”, como “Chicos tomándose el mundo”, “Chicos vengándose de alguna manera contra el mundo”, “Chicos reclamando un lugar en el mundo” e hice una nota que decía “Somos los reyes del mundo”, como con estas imágenes, me tocó parar en el carro y todo como a escribir pa’ que no se me olvidara y ahí empecé a escribir de una manera muy libre. Entonces por eso Matar a Jesús fue un proceso mucho más estructurado también en la forma como se escribió, este era como mucho más aleatorio y de repente, eh, pues aparece, eso hace que, digamos, el tema de las tierras en Colombia, que es una preocupa--es algo que me ha preocupado a mí siempre y me ha generado muchas preguntas como que hiló el relato, pero en esa libertad con la que escribía también fui creando como mis propias teorías de, de cómo iba navegando un poco entre la realidad y el delirio. Y me di cuenta como que la imaginación es un territorio tan íntimo y tan libre, que es el único territorio del que nunca nadie podrá despojarnos. Entonces, de alguna manera, como que esa se convirtió como en mí, en mi guía estructural de la película, como que hay ciertos momentos donde esos chicos delimitan entre, entre eso que te digo, realidad y delirio, pero es como esa imaginación de ellos que es el único lugar de donde nunca van a ser despojados, de donde nunca van a ser expulsados y eso se volvió como, como el, el, el, lo que dictaba la gramática de esa estructura.
FERNANDO GUZZONI: Sí, como que yo pienso que… Porque te escucho y me pasó algo muy parecido. Me acuerdo cuando yo hice Carne de perro, era como, también como que lo encuentro tierno en el sentido de que, como que claro, era mi primera ficción entonces, yo tenía que tener todas las respuestas.
LAURA MORA: Sí.
FERNANDO GUZZONI: Y me puse hasta un poco dogmático conmigo mismo, pero me parecía que era una buena estrategia para sobrevivir a eso como, entonces…
LAURA MORA: Estoy totalmente de acuerdo.
FERNANDO GUZZONI: No me juzgo, pero claro, me pasó eso con Jesús. Después como que dije: “Ya, ya demostré que puedo dirigir una película, ahora voy a hacer, me voy a equivocar y voy a estar errático y voy a probar”. Y también fue súper interesante y también muy vertiginoso, como que por momentos tampoco tenía idea que qué mierda estaba haciendo y ahora algo me pasó con esta película o, o como imagino nacen las próximas películas, y es como que. digo, me siento menos como, me sentí menos como exigido y me dediqué más a disfrutarlo. De hecho, el rodaje de Blanquita fue muy bacán, como pocas veces pasa, esa, esa como de gozar con las tensiones propias de un rodaje porque digamos que un rodaje nunca es algo muy, muy, muy tranquilo, pero, pero también como encontrarle el goce, no sé si como que te conectaste con eso también.
LAURA MORA: Yo fui súper feliz, yo fui súper feliz rodando Los reyes del mundo. Creo que son las semanas más felices de mi vida, las más difíciles y al mismo tiempo las más felices. Pero creo que tenía mucho que ver con la energía de los chicos, como que los chicos trajeron como un amor y una suerte de éxtasis con el que, que era muy contagioso, ¿no? Y entonces como que a pesar de la dificultad se gozaba y es como, es como son ellos, a pesar de todo existo, ¿no? Entonces eso, eso permeó el, el rodaje. Pero yo sí tengo mucha intriga de cómo es tu aproximación formal a los proyectos porque es muy fuerte y pues aunque no he visto Blanquita, pues en el trailer se ven unas imágenes muy impresionantes y uno ve como de Carne de perro, luego Jesús como, incluso solo viendo el trailer, uno empieza a ver como que va creciendo una búsqueda formal también y me intriga si siempre trabajas como el mismo fotógrafo o cómo, y cómo abordas la forma en las pelis, sobre todo con los guiones que son como tan perfectos.
FERNANDO GUZZONI: Sí, como que me pasa que, por ejemplo, en Carne de perro y Jesús como que para mí era como relato hipernaturalista entonces tenía la sensación de que si bien había un elemento estetizante, obviamente tenían que tener esa lógica como súper naturalista y con cámaras que estuvieran cerca de los personajes, como respirando cerca de ellos y donde como el artificio estuviese en una clave donde no se volviera sobreformal, como que sentía que había una unidad interna que tenía que responder a eso. Entonces, por ejemplo, claro, era como… En Jesús, como que claro, hay una puesta en escena, o sea, hay una, hay un arte y un montón de elementos formales que son mucho más cuidados pero que siempre parecían más sucios de lo que realmente eran. Entonces siempre tenía mucho cuidado de no estetizar, sobreestetizar, algo y que tenía que parecer como algo muy orgánico, entonces había ahí una cosa súper como consciente y esas dos películas las hice con, las hice con una directora de fotografía uruguaya que se llama Bárbara Álvarez, que hizo La mujer sin cabeza, y que es una amiga mía que vive en Brasil, que es muy genia y además es una como camarógrafa extraordinaria, como… Y fue increíble.
LAURA MORA: Sí, la cámara en Jesús es impresionante.
FERNANDO GUZZONI: Sí, Bárbara… Y muy buena, muy sensible, como muy buscándole. Y en Blanquita me pasó que decidí cambiar como bastante formalmente, o casi radicalmente, y entrar como una lógica mucho más plástica porque la película, el centro de gravedad de la película, tiene que ver con la tensión entre la verdad y la mentira, es una película sobre el estatuto de la verdad. Entonces hay un, es como, en ese sentido es como una película donde la protagonista… Es sobre los límites de la representación en el fondo al interior del relato de una protagonista que construye un personaje al interior de la película. Entonces yo entendía que la película era una ficción completa, que era un artificio, toda la película, desde su, desde su, desde su lógica más constitutiva. Entonces sentía que la imagen también podía volverse más enrarecida o tener unas fisuras temporales, como unas digresiones con la realidad. Y hay varias escenas que tienen eso y también cómo hablan los personajes en ciertos momentos, todo se trata de una fabricación de algo. Entonces como que tenía que colarse eso en lo formal. O sea, la película es como, como que uno nunca sabe si es verdad lo que está pasando o no, y se trata sobre los juegos de máscaras, de vampirización, de lo que… Uno no sabe qué piensan los personajes, hacia dónde van, si lo que dicen es real o no. Entonces hay como una doble ADN en esa posición formal de la película. Sí, me encanta esa idea de pensar las películas formalmente en relación a cuál es su mensaje. Y las cosas que estoy pensando ahora están muy en esta naturaleza, como… Entonces lo encuentro apasionante igual eso, como…
LAURA MORA: Sí, a mí también. Yo creo que lo que más disfruto ahora, y yo también tenía también un acercamiento muy plástico a esta, a esta película. Y…
FERNANDO GUZZONI: Sí, se nota, como que...
LAURA MORA: Sí, y a cómo se iba, como, como, como eso que te digo, como esa delimitación entre la realidad y el delirio, entonces la realidad y el mundo de la imaginación, cómo se filmaban esos dos mundos y cómo permitirse uno enrarecer la imagen y, y el naturalismo que acompañaba, digamos, la realidad y cómo entraba uno en otro código más, más plástico y esa plasticidad da, da mucha, da mucha libertad también, ¿no?
FERNANDO GUZZONI: Sí..
LAURA MORA: Es, es, es muy bonito pensar las pelis también desde ahí, permitirse eso. Ahora pues con la, con la muerte de Godard en estos días vi una entrevista de él donde él decía: “¿Por qué se le hacen tantas preguntas al cine?” Es decir, a ninguna de las otras artes se les hace tantas preguntas por la lógica de su, de su propio relato como al cine y decía por eso es también tan hermoso trasegar con eso plástico y, y eso, por eso te hacía la pregunta, porque tus guiones parecen como tan bien construidos, como que nada se escapa, es muy impresionante. Todos los personajes están a unos niveles de profundidad altos, tienen contradicción, siempre estás alejado como el maniqueísmo, está todo muy bien pensado y, y, y luego también estas posibilidades formales que son muy arriesgadas.
FERNANDO GUZZONI: Sí, yo pienso que… Es que está bonita esa yuxtaposición encuentro, es como… Me parece súper fascinante explorarla y, digo, igual es loco porque, o sea, uno también lo ve como en tu trabajo, como desde una óptica más naturalista, esta especie de hibridaje entre lo, digamos, no sé si onírico, pero como unos elementos más líricos y otros súper crudos que, como esa libertad sobre la forma. Como que pienso que, que ahí hay una especie de fascinación que yo creo que me imagino que ahora se va a ir como profundizando como, o al menos esas ganas yo, yo también tengo como de realmente como ir cada vez más lejos, como… Y, y…
LAURA MORA: Claro, además porque creo que eso también es un acto como de desobediencia, ¿no? Como una desobediencia también política dentro del relato, a nivel formal y estructural, de desobedecer también lo que se ha impuesto como único relato, como única forma de relatar. No sé.
FERNANDO GUZZONI: Y te quería preguntar una cosa porque, que… No sé, a veces yo pienso que los cineastas tenemos cierto pudor en algunas cosas, algunos menos que otros, pero, pero digo, eh, ¿qué te pasa con la idea como de, de cómo una visión autoral…? ¿O cuál es tu pregunta o de qué manera lo abordas, como una visión autoral súper política, súper personal, pero también como con códigos de audiencia y de mainstream, por ejemplo? Lo digo como, no sé, nuestras películas son las representantes al Oscar por nuestros países, [Laura se ríe] cosa que, por lo menos desde mi parte creo que es una cosa hiper testimonial, es como, es como el Deportivo Pasto contra el Real Madrid, como eso…
LAURA MORA: Sí, sí, no es, es, es absurdo, pero además uno siempre le tiene que explicar a la familia. O sea, yo…
FERNANDO GUZZONI: Que no estoy nominado al Óscar.
LAURA MORA: …le tengo que decir a todos mis tíos que uno no está nominado
FERNANDO GUZZONI: No, me pasa lo mismo, me da vergüenza ajena y como me siento patético, pero, ¿cómo lo explico? Pero bueno, te quería preguntar por eso, porque yo siento que igual hay una especie de sobrevivencia que yo vivo sin ningún complejo, a propósito de lo que estábamos hablando, el dogmatismo del, de ser talibán, como que yo he ido dejando de ser talibán, pero no he sentido en ningún caso como que esté poniendo en juego mi, mi esencia, ni mi, ni mi nada. Pero entiendo que igual esto es un ejercicio industrial y que también me gusta mucho la idea de que llegue a más personas y entiendo que ahí hay una, hay un diálogo, no sé cómo lo ves tú.
LAURA MORA: Sí, a mí, yo siempre me río mucho porque, eh, hay mucho talibán del autor y entonces ponen mucho como esa, esa pregunta sobre si funciona para ciertas audiencias entonces deja de ser autoral o algo así, que a mí me parece incluso como difícil de verbalizar y yo pienso todo lo contrario. Yo, yo prefiero… Es decir, me interesa que haya una exigencia de parte mía en lo formal y en lo narrativo a lo que quiero contar. Me interesa también que el, el espectador pueda tener una experiencia emocional, sensorial, un poco abstracta a ratos, no entender ciertas cosas, tener que irse pensando, pero ¡claro que me interesa que haya más gente viéndola! Me parece que además eso es súper revolucionario, si la gente está teniendo acceso a un contenido de mierda todo el tiempo, pues si uno puede llegar e, e instalar un par de preguntas que sean más audaces o que, o que descoloquen más al otro, me parece fascinante, me parece maravilloso. Yo también soy muy sin pudor en ese sentido y, y, y, y lo importante para mí es no traicionarme, ¿no? No traicionar la voz y pues sobre todo en las películas. Después yo, digamos, trabajo para un aparato más industrial, he hecho capítulos de series y es también lo que me permite darme lo que, lo que yo llamo “la Beca, la Beca Laura Mora”, que es como que me pago los tiempos de escritura gracias a que voy y hago dos capítulos y eso me permite tener un dinero para poder vivir y poder desarrollar mis propios delirios, ¿no? Pero, y eso ya es otra cosa cuando le toca a uno trabajar un poco más en esta cosa más industrial. Pero, pero para mí lo importante es no traicionarme a la hora de ser autora, pero también me parece que hay una posibilidad de gestar la revolución, de gestar la mirada, de alimentar la mirada de, de los otros también si uno llega a un público un poco más masivo de lo que normalmente las películas nuestras podrían hacer también.
FERNANDO GUZZONI: Oye, Laura, bueno nada, ¿qué te puedo decir? He disfrutado mucho esta conversa.
LAURA MORA: Ay, yo también he aprendido mucho, eh, me encantan tus películas, me alegra que sigás haciendo películas.
FERNANDO GUZZONI: Igual.
LAURA MORA: Y espero que nos volvamos a ver pronto.
FERNANDO GUZZONI: Sí, ahora parece que voy a Cali, así que si vas al Festival de Cali me voy a dar una vuelta por ahí.
LAURA MORA: Ah, yo creo que sí, creo que pronto voy, entonces nos vemos. Cali es una gran ciudad, además es la gran la, la, la, la ciudad del cine en Colombia también, y además tienes muchos amigos que te quieren allá.
FERNANDO GUZZONI: Sí, extraño mucho a mis amigos caleños.
LAURA MORA: Sí, sí, Papeto te quiere mucho.
FERNANDO GUZZONI: Yo también. Papeto…
LAURA MORA: Pues nada, que gustazo de nuevo, he aprendido mucho, me ha encantado hablar con vos, no veo la hora de ver la, la peli y que nos veamos y que nos tomemos algo en honor a, a Raúl Ruíz.
FERNANDO GUZZONI: Eso. Maravilloso. Gracias a ti Laura. Un besote.
[Corte musical para marcar fin de la conversación y escuchar la despedida entre ambos]
ENCUENTROS, un podcast de MUBI en español. La plataforma de cine seleccionado a mano.
Cada día, una nueva película. En cada episodio, una nueva conversación.
Escucha otros episodios de nuestra tercera temporada de: ENCUENTROS de MUBI podcast. con Valeria Luiselli, Lola Arias, Vladimir Durán, Laura Paredes, Manuela Martelli, Verónica Llinás, Carla Simón y Dominga Sotomayor
DEJAR UN PEQUEÑO ESPACIO SÓLO CON LA MÚSICA
Esto fue ENCUENTROS de MUBI podcast, con la participación de Laura Mora y Fernando Guzzoni
Idea: Efe Cakarel, Sandra Gómez, Jon Barrenechea y Ricardo Giraldo
Producción: Ricardo Giraldo y Fernando Peña
Productores ejecutivos: Efe Cakarel, Sandra Gómez, Jon Barrenechea, Diego Luna, Gael García Bernal y Paula Amor
Sonido: Javier Umpiérrez
Música original: Andrés Solís
Investigación, guion y transcripciones: Andrés Suárez
Transcripciones y apoyo en guion: Fernando Peña
Coordinación de invitados: Mónica Pérez
Voz: Elvira Liceaga
Grabación de Laura Mora en Colombia: Abel Villa en Rueda Sonido
Grabación de Fernando Guzzoni en México: Gerardo Islas Bulnes
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