En este episodio se habla de la actuación como un acto creativo en el que no siempre es conveniente mantener el control.
Verónica Llinás es una actriz argentina de teatro, cine y televisión reconocida especialmente por su maestría en la comedia y dos veces ganadora del Premio Martín Fierro y un Cóndor de Plata. Fue integrante del mítico grupo teatral Gambas al Ajillo, parte del gran movimiento cultural que emergió tras la caída de la dictadura en su país.
En su larga trayectoria cinematográfica, ha trabajado con importantes realizadores argentinos como Martín Rejtman, Sebastián Borensztein y El Pampero Cine. En 2015, protagonizó y codirigió La mujer de los perros, un autorretrato ficcionado y contemplativo estrenado en el Festival de Rotterdam, en el que exploró de manera admirable las posibilidades del lenguaje no verbal.
Vladimir Durán es un actor y director colombiano radicado en Buenos Aires desde hace varios años. En 2011 compitió por la Palma de Oro de Cannes con su cortometraje Soy tan feliz y en 2018 estrenó en el Forum de la Berlinale su primer largometraje, Adiós entusiasmo. Ha actuado en películas de Franco Lolli, Alejo Moguillansky, Mariano Llinás y Melisa Liebenthal.
En su filmografía ha sido central el trabajo actoral como un proceso de investigación desde el cuerpo y un uso no informativo de la palabra, así como el examen de vínculos ambiguos, especialmente en contextos familiares.
Tras colaborar en Adios entusiasmo, Vladimir y Verónica se reúnen de nuevo para hablar de la actuación como un misterioso oficio en el que la búsqueda de la verdad es esencial, pero sin temer al error o al fracaso.
Con la participación de Verónica Llinás y Vladimir Durán
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MUBI y La Corriente del Golfo Podcast presentan
ENCUENTROS, un podcast de MUBI. La plataforma de cine seleccionado a mano.
Cada día, una nueva película. En cada episodio, una nueva conversación.
VERÓNICA LLINÁS: La experiencia que tuve es que como que el film encontró su forma, que no era la mía, que no era la de Laura, que era la codirectora, como que había cosas que el mismo film pedía y de algún modo siento que pasa un poco con los personajes, como que cada personaje tiene su propia forma de ser creado, ¿no?
Las voces más destacadas de Latinoamérica y España se reúnen para compartir y explorar el cine que nos gusta ver.
VLADIMIR DURÁN: Y hay algo que me interesa mucho de eso que decís de “el otro”, porque es completamente contradictorio y paradójico, porque el que termina, termina invirtiéndose, porque lo que termina surgiendo es uno mismo.
En este episodio, se habla de la actuación como un acto creativo en el que no siempre es conveniente mantener el control.
Verónica Llinás es una actriz argentina de teatro, cine y televisión, reconocida especialmente por su maestría en la comedia y dos veces ganadora del Premio Martín Fierro y un Cóndor de Plata. Fue integrante del mítico grupo teatral Gambas al Ajillo, parte del gran movimiento cultural que emergió tras la caída de la dictadura en su país.
En su larga trayectoria cinematográfica, ha trabajado con importantes realizadores argentinos como Martín Rejtman, Sebastián Borensztein y El Pampero Cine. En 2015, protagonizó y codirigió La mujer de los perros con Laura Citarella, un autorretrato ficcionado y contemplativo estrenado en el Festival de Rotterdam, en el que exploró de manera admirable las posibilidades del lenguaje no verbal.
Vladimir Durán es un actor y director colombiano radicado en Buenos Aires desde hace varios años. En 2011 compitió por la Palma de Oro de Cannes con su cortometraje Soy tan feliz y en 2018 estrenó en el Forum de la Berlinale su primer largometraje, Adiós entusiasmo. Ha actuado en películas de Franco Lolli, Alejo Moguillansky, Mariano Lllinás y Melisa Liebenthal.
En su filmografía ha sido central el trabajo actoral como un proceso de investigación desde el cuerpo y un uso no informativo de la palabra, así como el examen de vínculos ambiguos, especialmente en contextos familiares.
Tras colaborar en Adiós entusiasmo, Vladimir y Verónica se reúnen de nuevo para hablar de la actuación como un misterioso oficio en el que la búsqueda de la verdad es esencial, pero sin temer al error o al fracaso.
VERÓNICA LLINÁS: Lo que necesitaría es… agua para tomar, ¿no, no será posible que Diego nos traiga?
VLADIMIR DURÁN: ¡Diego! ¡Diego! Te robamos acá dos aguas más (se ríe) ¡Genio! Gracias.
VERÓNICA LLINÁS: Esperamos el agua, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Ahora que nos quedamos en silencio, este…
VLADIMIR DURÁN: ¿Cómo se arranca esto?
VERÓNICA LLINÁS: Bueno, que hace mucho que no nos vemos.
VLADIMIR DURÁN: Hace un montón.
VERÓNICA LLINÁS: Que, que estás acá viviendo.
VLADIMIR DURÁN: Sí, yo vivo…
VERÓNICA LLINÁS: O sea, ¿vos vivís acá?
VLADIMIR DURÁN: Yo vivo acá hace un [suena un golpe de silla], hace mucho, soy un, un porteño colombiano.
VERÓNICA LLINÁS: Bueno.
VLADIMIR DURÁN: Me vine en, me vine en bici ahora.
VERÓNICA LLINÁS: Ah, ¿vivís cerca?
VLADIMIR DURÁN: Más o menos, no tan cerca, pero, pero bueno, me agarró el calor, el nuevo calor.
VERÓNICA LLINÁS: ¿Y qué estás haciendo ahora?
VLADIMIR DURÁN: Mira, acabo de regresar de Montevideo donde estaba editando un documental que dirige mi madre, que es… Y que, y que le estoy ayudando a producir y a editar y nos fuimos a Montevideo a edita fue, es una experiencia, está haciendo, pero lo fue, una experiencia muy hermosa porque es un documental que ella ha venido grabando con sus hermanas con el iPhone, de entrada a la vejez, como del paso del tiempo, de asumir las muertes, todo eso. Y entonces es empezar a darle, que es algo que ella ha venido haciendo, pero es empezar a darle una forma final, el documental que por ahora se llama Tres hermanas. Entonces, justo llegué hace unas horas de eso, que me preguntas…
VERÓNICA LLINÁS: Qué bueno, y eso es un proyecto que, que… ¿Tu mamá es cineasta?
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: Sí.
VLADIMIR DURÁN: Mi, mi, mi madre es cineasta…
VERÓNICA LLINÁS: Creo que sí, algo sabía yo que era productora.
VLADIMIR DURÁN: Cineasta y productora. Y tiene ese proyecto y justo estaba en eso…
VERÓNICA LLINÁS: ¿Y con la cámara del iPhone?
VLADIMIR DURÁN: Sí, ella filmó, grabó durante muchos años, mucho tiempo, a sus hermanas, como sus, como ese tipo de pensamientos y ese tipo de angustia, eh, y la, la está convirtiendo en…
VERÓNICA LLINÁS: En una película, en un documental.
VLADIMIR DURÁN: Sí. ¿Vos en qué andás?
VERÓNICA LLINÁS: ¡Qué bueno! (se ríen) Yo estoy por empezar a filmar una serie que se llama Canelones (...)
VLADIMIR DURÁN: Ajá.
VERÓNICA LLINÁS: (...) que, que, que es, este, ehm, de, de, de Hernán Casciari, y no sé si lo conocés.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Es un autor.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Que hizo Más respeto, que soy tu madre y que ahora, este, con un sistema de producción que tiene un nombre en inglés, y que lo voy a decir mal seguro, pero es algo como “crowdfunding”.
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: ¿Cómo es?
VLADIMIR DURÁN: Un crowdfunding creo que es.
Episodio 3. Actuar es deformarse
VERÓNICA LLINÁS: Frente a, a esta, a esta, a esta serie, eh, la persona que, que va a hacer la dirección de actores es Corina Fiorillo, que es directora de teatro.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Ella como que propuso unos ensayos un poco que parecían como si fuera teatro y ahí yo empecé a hacer como mucha fuerza para decir “¡No! El cine, el audiovisual no puede encararse, desde mi punto de vista, del mismo modo, acercarse al personaje del mismo modo, que uno lo hace teatralmente”. Porque, si--según mi modo de ver porque para ensayar teatro uno ensaya, en un momento las cosas están muy agarradas con alfileres, muy impuestas, porque, porque son encontradas, pero después se pasa, eso se lo internaliza y luego se cuenta con eso sin necesidad de estar pendiente de eso. En cambio, en el cine no hay ese tiempo porque uno no va a ensayar, a no ser que sí, pero en general no, no se hace, no se ensaya un mes, dos meses, como en el teatro. Entonces, si uno no pasa ese momento de la internalización va--Lo único que va a hacer, desde mi punto de vista, es perder frescura, es perder presencia en el momento.
VLADIMIR DURÁN: Totalmente. Es como… Yo te oía y yo pensaba que ese tiempo es el tiempo de permitirse el fracaso, permitirse el error, permitirse la, la, lo deforme para encontrar nuevas formas, que ese tiempo lo tienes en el teatro hasta que vas puliendo algo que sea como, como… Y yo creo que, en el cine, o por lo menos en el cine que a mí me interesa, ese tiempo que ahí hay menos juego del actor, pero a la vez el actor puede soltarse más si hay algo de confianza, ese tiempo de ese pulimento está en la edición también en el cine que a mí me interesa, ¿no? Así uno puede, eh, puede estar… Y bueno, hay mil, mil tipos de actuación, mil tipos de actores, pero esa idea de que uno puede estar más, más suelto…
VERÓNICA LLINÁS: Más desprovisto, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Más desprovisto, más, eh, eh, en el vacío del error de lo que no sirve, del ridículo, de lo, de nuevo, de lo deforme, eh, y que la forma que, que, que venga se encontrará, no sé, tal vez en edición, pero sabiendo que igual uno tiene una conexión con el presente en rodaje, ¿no? Pero eso en los formatos de, de las series me imagino que es más difícil, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro, porque se necesita por ahí mucha más eficiencia porque no hay tiempo. En este caso, por ejemplo, como que hay que hacer mucho en muy poco tiempo. Entonces cómo encarar eso, ¿viste? Desde… Tengo un poco la intuición de que no hay que pensar en el personaje tanto, o por lo menos en ese momento, tal vez sí antes, tal vez sí analizar el personaje antes, verlo, conectarse, empaparse un poco, pensar sobre el personaje, pero en el momento de hacerlo tengo la impresión de que hay que estar presente, eh, siendo uno mismo, con sus todas su, su presencialidad ahí.
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente. Y, y, y vos que… Con tu imaginario y, y, y tu cuerpo y tus impulsos, que, que es lo, lo más generoso que siempre, siempre das y con un campo asociativo absolutamente expansivo, pienso que, ehm, no puede ser si no, si no estás vos ahí. Entonces para mí el, el otro, sea una forma, sea un personaje real, pueden ser traducidos en disparadores pero concretos, pero una persona es algo tan abarcativo. Tan, tan grande, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Tan grande, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Claro. Como, como… A veces las etiquetas son tan grandes, que uno termina interpretando o, o las, o, o al revés, lo que uno abarca es tan grande que uno termina reduciéndolo a una etiqueta y es imposible trabajar con etiquetas, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro, claro, claro.
VLADIMIR DURÁN: Entonces una… Pero a veces una pequeña forma de una persona se puede convertir en algo personal o en un, en algo completamente expansivo y bello para, para habitar, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí, sí. Yo creo que, que un poco hay que hacer eso, hay como que pen… Y después soltar y estar ahí viviendo… Porque también me pregunto, ¿viste? Películas donde ha habido actores que han hecho composiciones increíbles, no sé, incluso que han engordado no sé cuántos kilos y que, y que son personajes sumamente opuestos a sí mismos. Pero bueno, intuyo que para ese tipo de trabajos que generalmente tienen que ver, ¿no? Son hollywoodenses y donde hay unas producciones tremendas, el actor estuvo meses (...)
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: (...) trabajando.
VLADIMIR DURÁN: Sí. Y terminó encontrando su punto en eso…
VERÓNICA LLINÁS: Y terminó… Claro. Y terminó internalizando toda esa imposición externa (...)
VLADIMIR DURÁN: Sí…
VERÓNICA LLINÁS: (...) que, que tiene un personaje que es tan altamente, eh, ehm, se, distante de uno mismo, terminó incorporándolo, pero a fuerza del tiempo y de la, y de la repetición y… Pero si ese tiempo no existe, yo creo que, que es más la presencia del estar ahí con todos los sentidos puestos, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente. Y la intuición. Incluso ese tipo de, de, de Composiciones, poniéndola así en mayúscula, que nombras, por más… A veces muchas de ellas, eh, en la historia del cine, para mí, como para mi sensibilidad, como, no sé, como, como un director que le interesa mucho la actuación, terminan siendo virtuosas y, y se… El virtuosismo de tal actor o de tal composición está puesta por delante de la verdad, incluso con todo ese tiempo. En cambio, uno ve, eh, más la imperfección, más la posibilidad de, de, de, de perder en la manera que, que decía Pasolini, que hace poco caí otra vez en esa frase que me parece hermosa de él que dice “hay que educar a la gente, creo que a los niños, pero en la idea de perder”, ¿no? Tenemos tanto una idea de vi, de victoria, de éxito, de lograr, de ser talentosos, que, que a veces nos, nos impone unos acartonamientos y unas solemnidades.
VERÓNICA LLINÁS: Sí, que nos volvemos efectivos.
VLADIMIR DURÁN: Efectistas.
VERÓNICA LLINÁS: Efectistas, ¿no? Y que lo que se busca es una efe, efectividad inmediata (...)
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: (...) que por ahí está bien, pero le quita lugar como a lo sublime, digamos, (...)
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente.
VERÓNICA LLINÁS: (...) a, a algo que puede ser mucho mejor, aunque más imperfecto.
VLADIMIR DURÁN: A lo misterioso.
VERÓNICA LLINÁS: A lo misterioso o a, a lo más, a lo más profundo, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Claro. Y a veces, a veces yo pienso que, en esas cosas más industriales, que bien puede ser una serie o… A veces también sucede que toda esa forma tan compartimentada con, con, con todo tan organizado, a veces hace, dependiendo, que suceda la magia también y la imperfección en el mejor de los sentidos, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro, claro.
VLADIMIR DURÁN: Eso… O sea, como que no hay fórmulas, eh, como que las fórmulas para un lado o para el otro también se vuelven (...)
VERÓNICA LLINÁS: Es verdad.
VLADIMIR DURÁN: (...) acartonamiento.
VERÓNICA LLINÁS: No, sí, totalmente. Yo creo que cada… Incluso porque a veces me preguntan, ¿viste? “¿Cómo hacés con…? ¿Cómo encarás los personajes, o cómo encarás los…?” Y yo creo que cada personaje tiene su forma de ser encarado.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: ¿No? Yo dirigí solo una película.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Codirigí. Y la experiencia mía, no puedo hablar, no me puedo ni nombrar directora, (...)
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: (...) aunque concretamente lo fui, pero no, no, no me siento con derecho a esa palabra.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Pero la experiencia que tuve es que como que el film encontró su forma, que no era la mía, que no era la de Laura, que era la codirectora, era la propia. O sea, como que había cosas que el mismo film pedía y de algún modo siento que pasa un poco con los personajes, como que cada personaje tiene su propia forma de ser creado, ¿no? Como de algún, no sé, como… Según el personaje es según la forma en que uno tiene que encararlo, me da la impresión.
VLADIMIR DURÁN: Ab, absolutamente. Y ya que nombras, eh, La mujer de los perros, que es una película que a mí me conmovió profundamente y que, y que…
VERÓNICA LLINÁS: Ay, qué bueno.
VLADIMIR DURÁN: Que desde, desde, desde que la vi, digamos, eh…Eso que dices de la forma que se va encontrando se siente también, pero a la vez esa forma, que no es la forma de, de Laura, o que no es, o que no es tu forma, termina siendo más tu forma que, que si ya fuesen con, con lo que ustedes querían, como ese sentimiento de esta, de esta mujer medio, medio ciruja o medio habitante (...)
VERÓNICA LLINÁS: Salvaje.
VLADIMIR DURÁN: (...) desposeída, salvaje, eh, eh, que al, que al revés, por… Totalmente al contrario, está mucho más en posesión de su cuerpo, de sus tiempos, que cualquier otro ser. No se podía componer algo así, siento yo, no sé si la palabra sea componer, pero no se podía llegar a algo así si no fuese por los tiempos que se tomaron de estar ahí, de verlo ahí. Y es una, una…
VERÓNICA LLINÁS: Sí. Eso nos pasaba con, con, me pasaba a mí con Laura, porque para actuar, Laura me veía, yo no, no… Y, y fue muy impresionante lo que pa… Primero, no había una claridad de que el personaje no tenía que hablar, pero yo me filmaba y veía al personaje hablando y decía “¡No! Esto no va”.
VLADIMIR DURÁN: Ajá.
VERÓNICA LLINÁS: Esto no, no, no, no.
VLADIMIR DURÁN: Y lo sentías ahí.
VERÓNICA LLINÁS: Se sentía en el cuerpo, lo sentíamos las dos. “No, no, esto no, no”. Hasta llegar al… Mucho, mucho grabar y grabar y ver y decir “No, no tiene que hablar, o sea, tiene que ser un personaje misterioso”, porque la voz y la forma de decir cuenta muchísimo de los personajes.
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente.
VERÓNICA LLINÁS: Muchísimo más de lo que uno por ahí piensa.
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente.
VERÓNICA LLINÁS: Entonces descubrir que el personaje no tenía que hablar, que tenía que ser un, un misterio y todo eso, es viendo. Por ejemplo, a mí, o si no… Y que tenía que ser neutra. Entonces yo, que estoy acostumbrada a amplificar por el teatro, ¿viste? Que en el teatro hay que amplificar todo; en el cine, lo opuesto…
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Laura me decía: “Pero estás haciendo mucho con la cara”. Digo: “No, no hice nada. A ver. No hice nada”.
VLADIMIR DURÁN: Ajá.
VERÓNICA LLINÁS: Iba, veía la escena y decía “¡Ay, por Dios, todo lo que estoy haciendo con la cara!”
VLADIMIR DURÁN: Ajá, ajá.
VERÓNICA LLINÁS: “Estoy, estoy contando muchísimo. Estoy moviendo cosas que no, no, no tengo la más mínima noción”. Y fue realmente un aprendizaje y un trabajo enorme para mí, que vengo del teatro y más de la comedia y de todo, a tratar de, de, de, de pasar como una especie de abandono total para que mi cara no exprese, eh, nada. Y fue un camino hermoso realmente, de, de…
VLADIMIR DURÁN: Y es bellísimo porque en ese abandono aparece una expresividad enorme y potente y es… Yo he tenido un entrenamiento actoral de varios años, pero no sé, soy más actor de, de rebote, digamos.
VERÓNICA LLINÁS: Con Nora, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Sí, yo entrené muchos años con Nora, con otros, pero, pero hay algo de, del habitar también esa especie de despojo, pero sin pensar que “Ay no tengo que hacer nada” o, ¿viste? Porque hay, hay muchas actuaciones que es como un falso naturalismo…
VERÓNICA LLINÁS: Un falso nada.
VLADIMIR DURÁN: De una artificialidad espantosa. Pero esto está…
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí.
VLADIMIR DURÁN: Esto estás, eh, estoy seguro de que eso que te parecía mucho ya tenía un montón, así hayan decidido que no era para esto, pero ese montón se--permaneció en, en, en, en el estar, ¿no? Porque hay algo en esa película que, que es como, como que si la protagonista fuese ella, claramente, pero ella, pero ella y la naturaleza, el paisaje, entonces a veces me preguntaba si eras más la mujer de los perros o la mujer perro…
VERÓNICA LLINÁS: La mujer perro, claro.
VLADIMIR DURÁN: Porque justamente ella se, se, se entrega y se, y posee su tiempo y su cuerpo de una manera mucho más potente que el resto. Y, y las instituciones, digamos, sociales, humanas, que aparecen en la película son, terminan siendo, quedan, quedan, quedan como absurdas, ¿no? Cuando está en la iglesia o cuando, o la propiedad privada que…
VERÓNICA LLINÁS: O cuando está, sí, en el hospital.
VLADIMIR DURÁN: O la medicina, digamos. Y el habla, que solo el habla viene de una médica con una autoridad y uno, uno se queda… Logra la película transmitirnos lo absurdo de esas instituciones con respecto a un estar muy natural y que yo pienso que eso, ese mensaje termina siendo profundamente actoral, ¿no? Cómo estamos en posesión de nuestro imaginario cuando estamos rodeados de, de etiquetas, de necesidades, de qué se espera de la escena, de cómo se debe actuar porque estamos en teatro, a dónde ir o hasta dónde proyectar, o actuar menos porque la cámara está acá y esto es una película naturalista. Cómo, cómo habitar… Y que también creo que tiene que ver con, con la vida, ¿no? Cómo habitar lo que uno es y no entregarse a las etiquetas y a las expectativas de los otros, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Yo filmé esa película sola y me encantó, me pareció una experiencia maravillosa.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Fue más que una película, fue una experiencia de vida atravesada por, por, por una tragedia, por la muerte de mi marido en el medio, o sea, fue, fue una experiencia impresionante, durísima a la vez, porque estaba en mi casa con mis perros, era toda una gran responsabilidad, pero fue, fue largo y me cuesta mucho volver a generar eso, ¿me entendés? Volver, eso es un abismo que creo que, que, que… Pienso que, a pesar del deseo, no sé si voy a poder volver a cruzar, digamos.
VLADIMIR DURÁN: Y yo lo entiendo perfectamente, la verdad. Entiendo esa dificultad y envidio un poco a la gente que, que generan el movimiento, ¿no? Pero igual vos hacés, vos estás haciendo porque haces los videos, hacés, estás actuando, y en ese momento, en algún momento, y también tienes esa, esa estructura cercana que es Mariano, que es El Pampero…
VERÓNICA LLINÁS: Bueno, sin El Pampero no hubiera sido posible nada. La mujer de los perros surgió por una charla con Mariano, con mi hermano, en donde yo recibía guiones, cosas y yo decía que no, que no, que no, porque nada me gustaba y tenía la angustia de decir: “Bueno, pero yo digo tanto que no, que voy a desaparecer”, porque la gente no sabe en todo lo que vos dijiste que no, (...)
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: (...) saben lo que dijiste que sí.
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: Lo que no, no lo saben. Entonces parece que nadie te llamara, entonces si nadie te llama, nadie te llama. Entonces tenía, estaba pasando esa angustia y comentándoselo a él y él me dice: “Bueno, ¿pero vos qué querés hacer? ¿Qué quisieras hacer?” Y ahí me di cuenta de que nunca me había hecho esa pregunta. Como voy a decir… No, no, no, no, que… Hice así y me salió casi de la galera: “¡Una película!”. “Bueno, ¿pero qué película?” Claro, y nunca había dicho “Bueno, yo quiero hacer…”. Como que estoy tan como acostumbrada a lo, a lo que hay, que en ese momento apenas me dijo “Bueno, ¿pero qué película?” Y medio fue así, eh, porque quería decir, darle, decirle algo y pensé: “¿Qué tengo? Tengo perros, tengo basura, tengo…”. Y ahí nomás con eso que tengo dije “Bueno, una mujer que vive con sus perros, con la basura, que…”. Como que aún en eso seguí como ese camino de decir: “Bueno, ¿qué hay? ¿Qué tengo?” No, no, no puedo imaginar una película, de decir “Bueno, quiero un castillo con…”. Es como que necesito que esté lo que hay.
VLADIMIR DURÁN: Me encanta eso que decís de lo que hay como, no solo como actor, sino como, como autor y como persona.
VERÓNICA LLINÁS: Y como persona.
VLADIMIR DURÁN: Que mira el mundo, ¿no? ¡Lo que hay! Porque eso también me hace pensar en cierto tipo de cine y creo que Lucrecia Martel también le leí decir algo como de, de pensar mucho eso. Bueno, pero cierto, cierto tipo de clase social cuando es llevada al cine es solo llevada por unas clases medias y unas clases medias altas o progres, que son las que hacen cine. Y uno ve mucho cine de autores que no están recurriendo a lo que, a lo que hay en ellos, (...)
VERÓNICA LLINÁS: A lo que… ya…
VLADIMIR DURÁN: (...) sino a ideas externas, a retratar a otra gente que siente que va a garpar con eso y, eh, y bueno, vos dijiste “¿Qué tengo yo para hablar del mundo?” Y le hablas a todo el mundo en La mujer de los perros porque le hablas al, al ser humano. Esa para mí es eso, es una película que narra un estado emocional a través del cine y, y es eso que te digo, es una persona que… Si uno ve sus formas, que es medio habitante de la calle, medio… Y a la vez es una persona que está mucho más en posesión de su tiempo y de su cuerpo que todos nosotros. Y eso es muy bello porque salió de algo que…
VERÓNICA LLINÁS: De algo que hay.
VLADIMIR DURÁN: Que hay.
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En este espacio, Verónica Llinás y Vladimir Durán hablan de algunas de sus películas favoritas.
VERÓNICA LLINÁS: Y volví a ver un poquito, este, de Cassavetes, La mujer bajo influencia.
VLADIMIR DURÁN: Una maravilla, La mujer bajo influencia.
VERÓNICA LLINÁS: Y, y de algún modo, no sé si habrá sido así, yo creo que sí, también es muchas cosas robadas.
VLADIMIR DURÁN: Es absolutamente.
VERÓNICA LLINÁS: Este… Yo, vos sabés, que no la recordaba tanto, la había visto, por supuesto, y yo creo que había influido también, bueno, como los grandes autores que influyen. Este, pero la sensación es esa, es, es que no, que no hay un director que fríamente está poniendo y acá pasa esto. Es como que--pareciera que la cámara va agarrando fragmentos de la realidad y donde todo es, todo es vida, lo que se muestra, incluso Gena que hace una actuación recontrajugada porque hace algo que se va al carajo.
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente.
VERÓNICA LLINÁS: Que vos decís “¡Ah, es muchísimo!”, pero es muchísimo que uno le compra, que que, que es muy arriesgado.
VLADIMIR DURÁN: Y, totalmente. Y es porque, porque Cassavetes se tomaba el tiempo necesario para hacer sus, sus películas mientras era actor, mientras tenía… Él… Y, y, y hay películas que se demoró dos años haciéndola o películas que, que abandonó al cabo de dos años y retomó por otro lado, ¿no? Un poco el, el--lo que vos decís del tiempo. El tiempo… Además, gente con la que generaba un espacio íntimo y él tenía un discurso, para mí, muy hermoso sobre la fuerza del amor. Él decía “a mí lo único…”, que es parecido a cosas que dicen otros directores, bastante distintos, como Rohmer, como él decía: “A mí lo que me importa es la fuerza del amor, filmar la fuerza del amor”. Y para filmar la fuerza del amor, y el amor muy roto, porque evidentemente hay mucho, mucho dolor y mucho vacío en los personajes de Cassavetes, hay que, tiene que contar con los actores. Los actores no pueden ser robots a su servicio, sino que…
VERÓNICA LLINÁS: No, no, claro.
VLADIMIR DURÁN: Y se da el tiempo de filmarlos, se da el tiempo de probar, se da el tiempo de equivocarse y esos errores están en la… Y después vas construyendo su película con eso, ¿no? No es como que, eh, agarra una, una estructura y fuerza a la realidad a entrar en esa estructura, sino que arma una estructura a partir de lo que le roba a la realidad.
VERÓNICA LLINÁS: A la realidad, sí.
VLADIMIR DURÁN: Y es--me parece maravilloso que nombres a Cassavettes como primer gran gurú, digamos, de eso que estamos nombrando.
VERÓNICA LLINÁS: Sí, porque, porque en un momento… Tardé en llegar a él porque pensaba… Había visto una película que me impresionó, pero por ahí por otros motivos que fue, no sé si la viste, Canino.
VLADIMIR DURÁN: Sí, sí, sí, la del…
VERÓNICA LLINÁS: Del griego.
VLADIMIR DURÁN: Del griego. De, de…
VERÓNICA LLINÁS: Que me impresionó, me impresionó por la extrañeza, me impresionó por la forma de narrar, por la crueldad de todo. Pero, este, por suerte me vino, me bajó así, dije “No”, y la volví a ver y es como si no la hubiera visto, o sea, me conmovió…
VLADIMIR DURÁN: Te conmueve…
VERÓNICA LLINÁS: Como ese… Es lo que vos decías, es eso, ese amor cuando él la mira, el amor con que la mira y el dolor y…
VLADIMIR DURÁN: Sí, la deformidad del amor, ¿no? Que cosa tan… [Se ríen] Y, y, y, y me, me da gusto que nombraras a Cassavettes porque, yo pensé en una que tiene ese, ese mismo, esa misma cualidad que es A nuestros amores de Maurice Pialat, no sé si la viste.
VERÓNICA LLINÁS: Ay, no. Qué bueno, la voy a ver.
VLADIMIR DURÁN: Mírala porque es la, la primera película de, de, de Sandrine Bonheur, la actriz francesa en los años 70, pero es una película que está totalmente construida sobre, creo yo, la fascinación de él con esa actriz y con el imaginario de esa actriz y con la, y con la, la energía calma y lúdica de ella, ¿no? Y entonces es, eh, es esta familia parisina, pero todo visto a través de esta adolescente o post adolescente, teniendo relaciones sexuales y siendo libre y, y no sabiendo a dónde llevar su emocionalidad y sus vacíos, con unos, con unos padres en proceso de separarse o con encuentros muy violentos y gritos y, y confrontaciones de los padres. Ella va encontrando su libertad como puede y es bellísima porque, porque simplemente la sigue, la sigue a ella, a ella actriz y a ella personaje.
VERÓNICA LLINÁS: Y a ella personaje
VLADIMIR DURÁN: Y Pialat se la encontró de, como muchas veces pasa, en un casting de casualidad, creo que estaba acompañando a la prima o a la hermana (...)
VERÓNICA LLINÁS: Ah, ¿en serio?
VLADIMIR DURÁN: (...) y ella como que le hacía de sparring y creo que la vio y dijo “Ella lo está haciendo como hay que hacerlo”.
VERÓNICA LLINÁS: “Quiero a ella”.
VLADIMIR DURÁN: Y sí, tiene, tiene eso. Y en, y en A nuestros amores, Pialat actúa, hace del padre. Hace unos años oía como unas grabaciones, como una especie de podcast antes de que existiera el podcast, y él era muy, muy inseguro, o sea, ya siendo, habiendo, ya, ya--Creo que fue en los 90, ya era un gran…
VERÓNICA LLINÁS: Ya consagrado.
VLADIMIR DURÁN: Ya consagrado, de un nivel de inseguridad con todo, como diciendo “Yo no logré hacer gran cine como los otros de la Nueva Ola”, o como, no sé, Godard, Truffaut, “Pero bueno, hice lo que pude”, pero, sobre todo él como actor, que en esa película está absolutamente conmovedor, decía “No, no, yo no podía actuar, yo era tenso y ella era maravillosa y yo era malísimo”. Y cuenta, cuenta una anécdota que me parece muy, muy bella y es que hay una escena, que es una escena hermosa en la película, donde entre ellos hablan y se cuentan un poco en qué está cada uno, y él le anuncia que, por primera vez, que se va a ir de la casa, le anuncia a su hija que va a dejar a, a, a (...)
VERÓNICA LLINÁS: La madre.
VLADIMIR DURÁN: (...) a la madre y que se va a ir. Pero se cuenta todo con mucha ternura y entonces él cuenta… “Y yo en esa escena sentía que estaba muy incómodo y muy tenso y muy falso, entonces pedía repetir y repetir y repetir y ya todo el mundo me decía ‘¡Hey!’. Como en la escena 15 sentí que estaba un poco menos falso y, y dije ‘Bueno, listo, ya está, con esta me la…’” Y finalmente, cuando llegó a la sala de edición, vio todas las escenas mezcladas…
VERÓNICA LLINÁS: Que era la primera.
VLADIMIR DURÁN: No sabía cuál era en la que él supuestamente decía que estaba menos falso, ¿no? Y me gusta esa anécdota porque, porque habla mucho de las ideas que uno tiene como actor, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Como actor. Sí, sí, sí, sí.
VLADIMIR DURÁN: Las etiquetas que uno mismo se, se, se impone. Me quedé pensando en eso porque me vuelve La mujer de los perros, pero pensé, no sé si la viste, Estoy en casa, pero… de Angela Schanelec, que es una, una directora alemana y ella, yo leía--Le leía yo una cosa que me hace pensar mucho en, en La mujer de los perros porque Estaba en casa, pero… empieza con unos planos muy largos de un burro y un gato, creo, no me acuerdo qué otro animal y un caballo, un burro, y después empieza ya una película que si bien es bastante corrida, es una película bastante estructurada, ¿no? De tiempos muy largos pero, pero con una precisión que yo siento…
VERÓNICA LLINÁS: Ah, no la vi, la quiero ver, la voy a ver.
VLADIMIR DURÁN: Pero ella empieza eso, filmando animales siendo y no pasa mucho con esos animales.
VERÓNICA LLINÁS: Mirá qué loco, una de las películas que traigo.
VLADIMIR DURÁN: Ajá.
VERÓNICA LLINÁS: Es Au hasard Balthazar, de Bresson…
VLADIMIR DURÁN: ¡Pues claro!
VERÓNICA LLINÁS: Que hay un…
VLADIMIR DURÁN: El burro adorado, el burro más querido de la historia del cine…
VERÓNICA LLINÁS: De la historia del cine. Que por ahí yo no soy una cinéfila, me considero una persona bastante bruta en términos de, de, de todos, en todo término, pero (...)
VLADIMIR DURÁN: ¡Nah! Pero bueno…
VERÓNICA LLINÁS: (...) mucho más en, en cine. Este, y, y esa película me conmovió, creo que es una de las mejores películas de la historia.
VLADIMIR DURÁN: Sí, sí.
VERÓNICA LLINÁS: No, no estoy diciendo nada, pero justo dijiste burro y, y, y la traje porque fue una película que yo vi antes de hacer La mujer de los perros.
VLADIMIR DURÁN: Claro, es como el… Bueno, ella, ella dice, ella dice algo porque también filma niños. En un momento unos niños, pone a unos niños a recitar Hamlet y en ese, en, ella dice: “Estaría bien observar animales y luego tomar esa forma de mirar las cosas y conservarla para cuando los seres humanos aparezcan en pantalla. El hecho es que ningún animal haría algo que fuera contra lo que le dice su propio cuerpo. Con respecto a las personas, todas las situaciones que muestro aquí simplemente suceden, no pueden hacer nada para evitarlas; no son acciones, sino reacciones. Hacen lo que el cuerpo les dice que hagan. Así que sí, también es posible verlos como animales”. Y eso a mí me parece que es lo que hay que encontrar como actor, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Qué interesante eso, muy interesante.
VLADIMIR DURÁN: Y la última que me queda me gusta, porque la última que me queda siento que no es familiar con las que venimos nombrando pero es la película que a mí más me ha atravesado emocionalmente, que es Adiós a los niños, de Louis Malle, que no es una película especialmente brillante desde el punto de vista cinematográfico, pero es una película, eh, que cuenta una historia que Louis Malle vivió durante la Segunda Guerra Mundial en un internado de curas a las afueras de París, como donde están los hijos de cierta burguesía parisina dejados por sus padres, digamos, durante la guerra. Meten a través de un sistema, que existió realmente, a un niño judío y le cambian el nombre para esconderlo, ¿no? Y es la fascinación del personaje, eh, tendría, yo la vi con la edad de los… Cuando yo la vi tenía la edad de los personajes. La fascinación del personaje que interpreta, digamos, que, que que es el “Louis Malle”, digamos, de la época, se fascina por este niño judío, entiende que hay una incógnita y establece una amistad muy hermosa que termina todo trágicamente porque además es una historia real, Kippelstein, que le ponen un nombre muy francés, Jean Bonett, termina siendo descubierto y con el padre que termina siendo llevado a Auschwitz, donde, donde pasan a la cámara de gas. Pero esa película, para mí, es mi--es la película que más me atravesó porque, porque… Primero, había esta cosa de la aventura, del estar separado de los padres, de estar separado de la familia que abarca tanto, ¿no? Yo que tengo tanto el tema de la familia, (...)
VERÓNICA LLINÁS: De la familia, claro.
VLADIMIR DURÁN: (...) el estar… Y siempre me gustaron mucho a esa edad las películas de adolescentes solos. Entonces, El imperio del sol de Spielberg, que es este niño inglés que se pierde de los padres y termina viviendo casi toda la Segunda, también de la Segunda Guerra Mundial, o La guerra de los botones, que son los niños teniendo una guerra entre ellos de, de botones o… Siempre me interesaron mucho esas, esas…
VERÓNICA LLINÁS: El mundo infantil.
VLADIMIR DURÁN: El mundo adolescente solo, sin adultos. Y esta película, para mí, me marcó profundamente porque es una película en la que la fascinación de, de este personaje por el otro, en quien descubre un enigma y poco a poco va descubriendo de qué se trata y, y, eh… Pero es toda esta aventura de vivir y admirar a otro por algo que uno no entiende y yo también dentro de mi, de mi mirada como, como preadolescente descubriendo su sexualidad gay en un universo en que, en que no es como hoy en día, que era como que sentía: “¡Ah, pará! Se puede amar”--porque yo veía amor en eso, yo veía casi como una admiración romántica entre la relación de ellos dos, que no lo es para nada, pero que yo lo veía ahí--, “Se puede amar sin la etiqueta de lo deforme, ¿no?” Se puede amar… Y esa, esa, esa, esa película a mí me marcó profundamente y creo que es la película que emocionalmente más me ha marcado…
VERÓNICA LLINÁS: Tengo que verla, tengo que anotarme las tres.
VLADIMIR DURÁN: Una belleza. Y sabe que yo después tuve, tuve mucha familia, tíos abuelos que terminaron en, que terminaron pereciendo en el Holocausto, pero mucha familia con historias, con historias en el, en el Holocausto. Y tengo una prima tía que fue salvada por esta misma organización que cuenta la película porque la instalaron en una familia católica cambiándole el nombre y ella sí terminó salvándose y viviendo bien la guerra.
VERÓNICA LLINÁS: Ah, claro, cómo no te va a pegar la…
VLADIMIR DURÁN: Claro, pero yo ni siquiera lo sabía. Pero había algo muy de, de, de, del director tratando una etapa emocional de su vida que para mí ahí es puro cine, puro… Mi, mi, mi formación y mi educación emocional con el cine lo representa esa película. Y no, no siento que sea una película ni libre a… Los niños están muy bien, pero están al servicio de contar la historia. Una historia que me atravesó profundamente y que la dejé de último, ¿no? Adiós a los niños, de Louis Malle, que es una película… No, me voy a equivocar con el año, pero 90 u 89, creo. Ahí sí voy a hacer trampa para bien. Bueno, no, creo que tengo desactivado esto.
VERÓNICA LLINÁS: Yo soy, yo soy una antigua porque todo… Bueno, salvo, bueno, la de Cassavetes, pero la otra que pensé, bueno, que fue una película que desde que la vi me marcó, que fue, eh, de, de De Sica…
VLADIMIR DURÁN: Ajá. ¿Ladrón de bicicletas?
VERÓNICA LLINÁS: No. Milagro en Milán. Milagro en Milán me… me conmovió de un modo y de algún modo creo que tiene algún… Porque son personajes de una pureza casi animal.
VLADIMIR DURÁN: Sí, es hermoso—Bueno, volvemos a lo mismo…
VERÓNICA LLINÁS: Volvemos a lo mismo, porque yo decía “Mirá vos…”. Este, ese, ese personaje, el protagonista, el niño que, que queda huérfano… Y además de bueno, de un mundo mágico total, este… Y, y, y, pero de seres muy, muy, muy puros, muy, muy nobles, ¿viste? La abuelita que se muere, pero que juega con el nene saltando, el, el, el chiquito ese, ese ser totalmente puro que, que necesita bajar cuando ve un enano y no sé, me conmovió de un modo increíble, o sea, la vi en su momento y cada tanto la revisito, que por ahí uno dice “Bueno, ya quedó vieja, no sé, ya cuando, esa es una antigua”, pero me vuelve a conmover.
VLADIMIR DURÁN: Es que, es que qué hermoso y es que eso te iba a decir cuando…
VERÓNICA LLINÁS: Y veía a los pobres, veía los pobres, veía, este, recordaba el nene durmiendo, ¿viste? En la Villa Miseria y, digo, ¿cuánto hay sin que yo lo sepa en La mujer de los perros de eso?
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Porque toda la cosa de la villa, esos que se van corriendo hay un, un rayito de sol y van todos los pobres y, y saltan y están ahí y él va a dormir con uno que le robó el, el maletín y se mete en esa casita que son como dos chapas así. Y me impresionó eso, es decir, cómo las cosas a uno le pegan… Lo mismo que vos contabas, vos contás de ese universo, este, de ese niño solo y bueno, de algún modo tus películas hablan de eso, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: También, claro. Uno no se da cuenta, es después que lo piensa.
VERÓNICA LLINÁS: Es después que uno encuentra, es decir: “Ah, bueno, mirá”. Cómo, cómo imprimió más de lo que uno pensaba estas cosas que uno, que a uno lo conmovieron tanto…
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente, que… Y cuando decías lo de, lo de antigua decía “No, pues justamente estás nombrando películas sin, sin tiempo”, ¿no? O sea, sin, sin, que exceden su, su momento de creación y que por eso las seguimos nombrando, que son de una…
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí, claro…
Segunda parte
FRAGMENTO ADIÓS ENTUSIASMO
-Vinieron todos, mamá, todos los que invitaste.
-Hola, Marga
-Mirá, te podría decir que hay gente de más…
-¿A ver, a ver?
-Nos vamos, ¿eh?
-A mí me gustaría saber quién está de más…
-A ver, ¿por ejemplo?
-Bueno, no sé. Antonia coló a Bruno
-Vos sos un pendejo muy maleducado
(Varios se ríen)
-¡Qué cosa!
-Mucho gusto, Bruno, Gracias por venir. ¿Cómo te están tratando las chicas?
-Hola… ¿Hola?
Acabamos de escuchar un fragmento de Adiós entusiasmo, de Vladimir Durán
VERÓNICA LLINÁS: Y yo creo que nosotros tenemos un, un, un común denominador, aunque La mujer de los perros es muy diferente a Adiós entusiasmo, en la que yo tuve el placer de trabajar.
VLADIMIR DURÁN: Y yo, el honor.
VERÓNICA LLINÁS: Este, pero también creo que hay algo como, como… Ahí, bueno, había una narración mucho más, sí, bueno, más coral y más… Pero de algo de lo no dicho, ¿no? De, de, de como del trabajo con, con, con un poco lo inesperado, que vos realmente nos proponías una improvisación, nos dabas directivas, pero nos dejabas estar simplemente habitando la escena, improvisando y, y también no, no diciendo demasiado, no contando demasiado, como darle más valor a lo que no se dice que a lo que se dice.
VLADIMIR DURÁN: Sí, es algo que me interesa mucho, incluso incluso Adiós entusiasmo que es una película muy hablada, con un exceso de diálogos, pero porque le pertenece a esa…
VERÓNICA LLINÁS: Pero de diálogos que no, no son narrativos.
VLADIMIR DURÁN: Exacto, exacto. O diálogos… O, o, o que nos, o que no, o no me interesaba, como que el, el, el…
VERÓNICA LLINÁS: Que se pusiera en palabras lo que pasa.
VLADIMIR DURÁN: Claro, sino que el diálogo es, es más el hecho de hablar por el hablar que por el hecho de nombrar lo que se, lo que pasa, no sé.
VERÓNICA LLINÁS: Como, como el diálogo como un juego, no como, no como…
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: La impo… Que lleve la historia, que lleve la escena.
VLADIMIR DURÁN: Claro. O la, o la, o el diálogo como la idea que ya formateé y la traigo acá, sino algo… No sé, por ejemplo, para mí brillante en cuanto a lo que a mí me interesa como narrar a través del, del, del imaginario del, del, de las actrices y de los actores es, estaba escrito en, en, en esos diálogos del guión, que poco importaba respetarlos, pero estaba escrito que una amiga quería una recomendación, una editorial para publicar y estaba escrito que uno los personajes decía: “Yo conozco a alguien, pero es una editorial de horticultura” y vos en pleno rodaje, se te ocurrió decir, después traduzco un poco porque es un chiste que fue un juego de palabras que funciona en argentino, pero se te ocurre decir: “Está perfecto porque escribe para el orto”, jugando con la horticultura. Bueno, pero no solo eso que se vio, que a ti te surgió ahí, sino todo lo que generaste en el alrededor que no se esperaban eso y fueron unas risas y una, y una explosión de júbilo que no hubiese podido ser--Por ahí sí, no sé, si eso estaba escrito, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: No, porque ya todo el mundo lo conocía, porque no hubieran reaccionado igual.
VLADIMIR DURÁN: Porque tenían mil ideas sobre cómo…
VERÓNICA LLINÁS: Sobre cómo iban a reaccionar a eso.
VLADIMIR DURÁN: Y entonces eso para mí es, es esa la belleza, es esa la sorpresa, ¿no? Como sea, una mujer en, en, en soledad, en la naturaleza, solo conectando, porque no es tan soledad, está conectando con, con sus animales, ¿no? Sus, con los animales, que eso tienen una belleza profunda, o sea en una familia absolutamente bulliciosa que es el, ese embrión que lo cubre a uno, esa cosa deforme que es la familia, es poder uno estar y poder seguir descubriendo como actor y ahí también me interesa a mí como, como director. Lo que pasa es que a veces es una espera y una incertidumbre que muchas veces cierta funcionalidad no permite, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro, claro. O por lo menos como un cine más de, de, de, donde hay inversores y, y digo, que se pide la, una pronta efectividad, ¿no? Y ser…
VLADIMIR DURÁN: Claro, absolutamente.
VERÓNICA LLINÁS: Y creo que, bueno, en Adiós entusiasmo me parece que ahí yo lo, digo, fue una película con la que comulgué, digamos.
VLADIMIR DURÁN: Sí. Fueron, fueron…
VERÓNICA LLINÁS: No solo actué, digamos, porque en otras, bueno, actúo, hago de actriz.
VLADIMIR DURÁN: Sí, que me ha pasado como actor.
VERÓNICA LLINÁS: Claro, también a vos, claro.
VLADIMIR DURÁN: Como…
VERÓNICA LLINÁS: Pero con, con Adiós entusiasmo comulgué, o sea, me, me, me sen--Estuve ahí siendo parte, es como si hubiera vivido en esa familia, la verdad, como si…
VLADIMIR DURÁN: Sí, y para mí, para mí saber, porque yo, yo escribí con Sacha Amaral, el coguionista, escribimos pensando en vos, pero sin saber que podías llegar a ser vos, ¿no? Y creo que a través de, de, de Mariano o de Vicky Galardi, como amigos en común…
VERÓNICA LLINÁS: Vicky, claro.
VLADIMIR DURÁN: Y cuando, y cuando, y cuando dijiste que eras vos, o sea, como que yo sabía que había algo de lo, de lo que pretendíamos que estaba salvado y, y fue hermoso ese, ese lugar porque, porque la película eso, podía quedar en lo letárgico o en lo… O, o estancarse. Entonces, para mí el, el, la, la invasión del mundo de afuera, encabezados por la tía que eras vos, era muy importante para, para romper ese universo.
VERÓNICA LLINÁS: Esa comida, con esos tablones en el baño. Eso era hermoso.
VLADIMIR DURÁN: Sí. Y me da gracia que, que justo venía oyendo otro, otro podcast de estos como un poco para… Y oía el de Ana Katz y Juan Pablo Stoll y decían: “No, no, es imposible…”. Había un momento en que decían: “Es imposible filmar en un baño, en un baño esas escenas” y yo decía “Y nosotros que filmamos toda una peli…”.
(Se ríen)
VERÓNICA LLINÁS: Toda la película, ¿no? No todo el tiempo, pero un momento muy importante en el baño.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Y esa elección que hiciste de la, de, de… ¿Cómo es que se llama eso que…?
VLADIMIR DURÁN: De lo panorámico.
VERÓNICA LLINÁS: De lo panorámico, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Y tiene eso de, de, de la ranura como de espionaje también para mí, que además también amplía pues el espacio en pantalla para ver más actores, abarcar más, sobre todo cuando uno está improvisando y dejando a los actores ser (...)
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: (...) es práctico. Pero algo, algo que tiene que ver un poco con lo que, de lo que hablamos, ¿no? Del espiar, del ver sin ser visto o del poder ser visto sin ver a quien nos está viendo.
VERÓNICA LLINÁS: Yo un poco la sensación que tenía cuando, cuando filmaba La mujer de los perros, era como que era, como que era una película que había que robarla, o sea, que era como robada, ¿viste? Las escenas.
VLADIMIR DURÁN: Eso me encanta.
VERÓNICA LLINÁS: Porque hubo escenas que simplemente se generaron porque había un escenario donde daba para, para hacer tal o cual cosa o, o bueno, como fue ir al hospital y no había, no, no, no estaba preparado el hospital, yo era… O como la última parte en donde hay esos, esa fiesta popular de autos.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: No, no, no fue algo armado para la película, fue, este… Yo me metí ahí y filmamos.
VLADIMIR DURÁN: Una maravilla.
VERÓNICA LLINÁS: Y de algún modo Adiós entusiasmo también, porque era como una película robada, roban… Robada.
VLADIMIR DURÁN: Sí, sí, robada, total.
VERÓNICA LLINÁS: Robada por los actores.
VLADIMIR DURÁN: Me encanta el término “robada”.
VERÓNICA LLINÁS: Claro, porque robás las cosas que van pasando y las vas utilizando y ahí vas armando la película con eso.
VLADIMIR DURÁN: Es que me encanta esa mirada de… Me encanta esa palabra de, de, de lo “robado” y, y, y a mí como espectador me emociona cuando veo, cuando veo en cine algo que por más de que esté muy pensado, hay algo de lo inesperado, ¿no? Entonces, hay algo de la realidad, bien sea a través de un actor, bien sea a través de un paisaje, bien sea a través de, de un evento que sucede, hay algo de la realidad que te ofrece lo inesperado, lo roto y que vos lo capturás, ¿no? Y no es un simulacro de realidad, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: Entonces es como el pequeño accidente, el extra que mira a cámara.
VERÓNICA LLINÁS: Claro, claro, claro.
FRAGMENTO GLUE
-Andá. ¡Andá a llamar a la policía, hija de puta!
-¿Pero de qué hablás vos? Estás enferma
-Conchuda, ¡conchuda! Te voy a enseñar a cogerte a mi marido, la reputa que te parió.
-Cogételo bien entonces, pelotuda de mierda
-¿Te hacés la canchera, hija de puta? ¿Todavía te hacés la canchera?
Se oye una manguera.
-Te voy a meter esto en el orto
-¡Dejame!
Se oye un avión
-¡Te voy a cagar a trompadas!
Acabamos de escuchar un fragmento de Glue, de Alexis Dos Santos
VLADIMIR DURÁN: Bueno, yo pienso que hay una película en la que tú actuaste, que es otra que es Glue de Alexis dos Santos, que tiene esa, esa cualidad…
VERÓNICA LLINÁS: También esa impronta, sí.
VLADIMIR DURÁN: Y para mí es una, una película que yo siento que no ha sido tan mencionada en los años siguientes como, como, como debería, porque para mí fue una película que me acuerdo que me, me marcó mucho y me llevó mucho también a investigar porque están Nahuel y está Ine, y Nahuel Pérez Biscayart y está Inés Efron--creo que es su primera película de ambos--
VERÓNICA LLINÁS: Sí.
VLADIMIR DURÁN: Y ellos se estaban formando con Nora y a mí también eso me llevó a descubrir bueno, de dónde viene, bueno, y lo que vos hacés, esa escena, esa escena de, de los celos y de la confrontación que es súper… Cuando te encuentras con, con la, con la mujer que está con tu marido, pero a la vez después que es una fiera y una, y una persona muy, muy empoderada, pero a la vez, al final… Termina la escena con ella absolutamente quebrada en el auto y es una película que deja ser, como que ve.
VERÓNICA LLINÁS: Sí.
VLADIMIR DURÁN: Y ese es estado de… Y tiene algo, para mí, en común con La mujer de los perros, es que el paisaje, la naturaleza, abraza al personaje principal, lo abraza y se vuelve un reflejo medio esotérico entre, entre lo que le pasa al personaje principal y lo que es la naturaleza, ¿no? Es crecer o ser un adolescente en un pueblo en medio de la patagónica, en la Patagonia, como en un desierto y esa sexualidad totalmente frustrada que tiene el personaje de Nahuel, y esa especie de desvarío emocional, pero a la vez esa calma para registrar a los actores, para que los actores…
VERÓNICA LLINÁS: Sí, de algún modo se hizo con la misma metodología un poco, es muy parecida a Adiós entusiasmo en ese sentido de que no había un guion, o sea, había un guion, una idea de guion, pero no había letra, no había… No sé, se iba y se hacían las escenas ahí y se improvisaba mucho.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Este, y creo que estamos nombrando cosas que son muy familiares entre sí.
VLADIMIR DURÁN: Sí. Y a la vez muy distintas.
VERÓNICA LLINÁS: A la vez muy distintas.
VLADIMIR DURÁN: Muy atravesadas por algo familiar de…
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí, ese, eso de Glue a mí, yo también lo, lo, lo veía como una verdad que, que, que se manejaba a partir de dejar la cámara ahí y dejar que los actores hicieran. Con eso de estar ahí, bueno, por ahí no en todo momento, pero en un momento se ordena y empieza a ser orgánico todo, empieza….
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Me acuerdo que había una escena en donde venía el padre a, a, venía mi marido, Héctor Díaz, que nos íbamos a ir y estábamos todos que nos íbamos a ir de campamento y entonces, eh, todos, una escena con la cámara ahí y pasaba uno, pasaba el otro y, y no estaba nada marcado. Pero naturalmente encontramos como un, un, un ir y venir que se acomodó sólo, ¿viste? Esa cosa de, de que no hay algo tan direccionado.
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente. Claro. Y hay, hay una escena que están ustedes, que estás vos con tus hijos en la cama, que yo en Soy tan feliz, no me acuerdo si me inspiré, no, no creo, pero perfectamente podría haber sido, que también tengo esa escena en la cama, porque la cama tiene algo muy, que para mí es profundamente actoral, o por lo menos de la actuación que a mí me interesa, es que uno puede simplemente estar.
VERÓNICA LLINÁS: Estar.
VLADIMIR DURÁN: Uno no tiene la expectativa, uno puede estar y a partir de ese estar empieza a surgir la palabra. Y hay una escena hermosa de ustedes viendo no sé que donde vos le anuncias a, a Nahuel que viene, que viene el padre, y él se opone por completamente porque, porque vos estás enamorada de él y él sabe lo que es el padre. Esa escena me parece muy potente porque viene eso, de estar todos en la cama…
VERÓNICA LLINÁS: Vos sabés que vi ahora, que vi de nuevo la mujer, Una mujer bajo la influencia, hay una escena de que, en donde él le dice a la mamá que venga a la cama, y es cortita, pero se tiran todos en la cama también.
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: No sé si te acordás de eso.
VLADIMIR DURÁN: Sí, sí, no me la acordaba, pero…
VERÓNICA LLINÁS: Están él, los chicos, los tres chicos, ella, él, y le dice a la, a la abuela que venga y la tira un poco en la cama y hay un momento que están todos en la cama y me, vi eso, no me acordé de Glue, pero justamente mirá…. Y después me acordé también de La ciénaga (...)
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: (...) que hay una escena de todos en la cama también.
VLADIMIR DURÁN: Bueno, La ciénaga, eh, eh, ya que traes a Lucrecia Martel, a mí ella me, me, me, me apasiona tanto porque logra un cine muy delicado y muy estructurado a su manera y muy en función de lo que ella quiere, pero logra habitar esa estructura de una verdad absoluta, absoluta y, y esa verdad no la podemos definir, pero después es clarísimo que sus películas respiran una verdad y una atmósfera y una emocionalidad que, para mí, no sé, a mí me genera una emoción ver su cine.
VERÓNICA LLINÁS: Hermosa.
VLADIMIR DURÁN: Y La ciénaga, particularmente, es una película profundamente cinematográfica y a la vez profundamente actoral, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Totalmente. Y es raro, yo no trabajé nunca con ella en cine, pero sí trabajé en un audio, en un cuento, ¿viste que ella hizo un proyecto para, para gente que no oye? No, que no oye no, que no ve (se ríe)
VLADIMIR DURÁN: Claro. Bueno, podría ser…
VERÓNICA LLINÁS: Proyecto para gente sorda de cuentos leídos.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Este, en donde, bueno, cada actor leía, este, un cuento, y a mí me tocó leer uno hermoso que se llamaba “Ay, Enrique” del Elvira Orpheé, y es muy detallista Lucrecia en lo que quiere y en lo que pide.
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Es como que… Además la he conocido trabajando, aunque fuera en lo, lo auditivo y en la forma de decir y en la forma de narrar, me doy cuenta de que ella en sus películas, eso trasladado a sus películas, es casi un poco lo opuesto que estamos diciendo, digamos, que no es alguien que deja que la cosa, es alguien que me da la sensación, no creo que trabaje totalmente opuesto como directora de algo leído que de sus películas, pero que tiene muy claro cómo quiere cada cosa y que lo pide y que hasta que no lo consigue no ceja.
VLADIMIR DURÁN: Bueno, me haces pensar en un director que tanto Lucrecia como lo, me adelanto, Martín Rejtman, tienen algo, pero no es contrario a lo que estamos nombrando, es absolutamente familiar, porque lo que estamos nombrando de encontrar la, la verdad, de encontrar una realidad no prefabricada, no tiene que ver con dejar a ver qué pasa y filmarlo, sino con generar unas condiciones. Y en ese sentido yo siento que, que terminan siendo familiares, cada uno a su manera. Y Martín Rejtman, que te pide como, como director, bueno, vos trabajaste con él, que te pide… Y tengo varios, varias amigas muy cercanas que han trabajado con él y soy amigo de él, pero, pero, pero, pero más… Y por eso más o menos entiendo que pide dónde hacer la pausa, dónde volver a empezar, casi que robotiza a sus actores, (...)
VERÓNICA LLINÁS: Sí.
VLADIMIR DURÁN: (...) podría uno decir, pero hay una verdad absoluta en que el actor puede habitar. El actor no está tenso, el actor… Y de hecho uno, uno como actor, no sé, en una consigna, en una clase de teatro, perfectamente podría dar la consigna “Bueno, rejtmanízense” y sería divertidísimo.
VERÓNICA LLINÁS: (Se ríe) Claro.
VLADIMIR DURÁN: Porque es todo muy habitable, porque es un universo muy habitable, y yo pienso que es eso, es como la metáfora de la cama, es darle al actor o al, las herramientas para que pueda estar habitando, habitando. Y yo creo que… No, no, no sé cómo, intuyo, cómo puede, y veo la precisión de Lucrecia, que me es admirable y también la de Martín en otro sentido, pero siento que, eh, son generosos a la vez que pueden ser muy estrictos, no sé, pero son generosos en que se habite una verdad y no una verdad preconcebida, sino que esa cosa que ellos tienen preconcebidos se encuentre con una verdad del cuerpo de los actores.
VERÓNICA LLINÁS: Sí.
VLADIMIR DURÁN: Y por eso es que uno siente tanto en Lucrecia como en Martín, como, como en Glue, Incluso en estas películas que son mucho más a la deriva, uno siente que hay una comodidad y una verdad en quien las está interpretando.
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí, totalmente. Sí, aunque… Pero hay métodos diferentes, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: Porque es verdad…. Con Rejtman no, no, no recuerdo mucho, era muy joven, yo no entendía nada, me llamó para hacer de mecánica.
(Se ríen)
VLADIMIR DURÁN: Total. Estaba rompiendo con todo Rejtman en esa época, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: ¡Mecánica! Yo tenía que decir una cosa de arreglar un auto, muy raro. Este, fuimos compañeros de colegio.
VLADIMIR DURÁN: ¡Ah, mira qué hermoso!
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí. Este, pero es verdad, es verdad, es verdad eso.
VLADIMIR DURÁN: Bueno, por eso mi gran maestra actuación, Nora Moseinco, que empezó todo su formato con niños, porque el niño también se entrega a la reacción, al impulso, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: Y a la comodidad, a lo que fluye, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro. Sí, el niño está ahí, no, no es que está actuando. Sí, no está actuando, juega (...)
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: (...) pero está ahí, está presente.
VLADIMIR DURÁN: Y habita, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS:Y habita.
VLADIMIR DURÁN: E incluso cuando actúa, habita.
VERÓNICA LLINÁS: Y habita su presente, claro. Sí, sí, totalmente. Bueno, eso, eso… Y tiene que ver, ya que vamos a los maestros, tienen que ver con, con, con algo que hacía, eh, mi maestro, que fue Elizondo.
VLADIMIR DURÁN: Elizondo, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Y que hablaba… Fue muy raro todo el camino, ¿no? Pero primero me enseñó a trabajar con lo que hay.
VLADIMIR DURÁN: Es que eso es lo mejor.
VERÓNICA LLINÁS: Y otra cosa que él siempre nos… Va, que, que, que había en su escuela, ya para avanzados, que estaba en un terreno muy raro, que era el trabajo, él decía “el otro”, le llamaba, que era una especie de semiautohipnotismo en donde, eh, se le hablaba al otro que hay adentro, entonces empezaba con un ejercicio muy, muy, muy… Te tirabas en el piso y decías “Tu mano se te levanta, tu mano se te levanta, tu mano se te levanta, tu mano se te…” y en un momento te das cuenta de que la mano se había levantado.
VLADIMIR DURÁN: Ajá.
VERÓNICA LLINÁS: Entonces ahí empezaba a haber una conexión, se, es como que se aceitaban los mecanismos para dejar salir eso que estaba encerrado adentro y que la mayor parte de las veces tomaba como una forma como fea, ¿viste?
VLADIMIR DURÁN: Sí, lo, lo deforme, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Como medio deforme.
VLADIMIR DURÁN: Lo feo. Nora muchas veces tenía esa consigna: “Sé feo, sé feo”.
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: Como “A que no te guste, que no te guste”.
VERÓNICA LLINÁS: Claro, que es un poco perder el control.
VLADIMIR DURÁN: Absolutamente, porque lo deforme es la “no forma” y la forma es la, la idea mental que uno siempre tiene.
VERÓNICA LLINÁS: Claro, es lo impuesto, la forma.
VLADIMIR DURÁN: Con lo que convivimos como seres humanos, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: Formas. Eso es muy bello, lo que… Y hay algo que me interesa mucho de eso que decís de “el otro”, porque es completamente contradictorio y paradójico, porque el que termina, termina invirtiéndose porque lo que termina surgiendo es uno mismo.
VERÓNICA LLINÁS: Es uno mismo.
VLADIMIR DURÁN: Y uno se da cuenta que, que uno mismo.
VERÓNICA LLINÁS: Es el otro.
VLADIMIR DURÁN: Es otro, y uno está todo el tiempo siendo otro. Otro, otro, otro. Y no está en el presente. No sé, es, eh, es bellísimo y es a la vez inabarcable, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Es inabarcable, sí.
VLADIMIR DURÁN: Cuando uno lo logra un poquito, uno…
VERÓNICA LLINÁS: Y él lo, lo, lo usaba como método de llegar a la verdad. Para que hubiera verdad. O sea, si, si, si, si alguien estaba profundamente conectado con ese otro, eso que haga va a ser verdad, va a tener el, el, el, el peso y el impacto de lo verdadero.
VLADIMIR DURÁN: Sí, lo, lo, lo verdadero. Qué, qué, qué, qué cosa es, qué cosa tan bella la idea de verdad, ¿no? Como…
VERÓNICA LLINÁS: Y a la vez… Y es verdad que hay una contradicción porque también, ¿viste? Yo tuve otro profesor que era Miguel Gerverov, este, que me gustaba porque yo hice también con, con con a, con Agustín Alesso, que venía como un teatro más clásico, con el método de Stanislavski, (...)
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: (...) del, de, de la memoria emotiva, de, de, de, del imaginario, bueno, todo eso. Y vine como con esa escuela. Y cuando empecé a trabajar con él, este, a todos los que un poco querían llevar eso y decir “No, lo quiero sentir. ¡No sientas nada, actúa!”
VLADIMIR DURÁN: Claro, claro, como “¿cuál es tu motivación?” “El cheque, el que paga”.
VERÓNICA LLINÁS: No, no, no, no, no, no, claro, no, no, no, “No sientas, actúa”, decía: “¡Anda y actuá!”
VLADIMIR DURÁN: Y porque en el “¿Qué siento?” también hay una fórmula.
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: El otro estaba diciendo “Despréndete de esa fórmula”, “Hacé, a la acción”.
VERÓNICA LLINÁS: Y una cosa muy interesante también, que tiene que ver y está relacionado, que, en los cursos de clown, este, que eran bastante crueles, ¿no?
VLADIMIR DURÁN: Sí.
VERÓNICA LLINÁS: Porque con Cristina Moreira vos pasabas, ¿no? Y en la medida que hicieras reír te quedabas, en la medida que el público ya no se reía, te decía “Bueno, gracias. Siguiente”.
VLADIMIR DURÁN: Ajá, claro.
VERÓNICA LLINÁS: Entonces, ehm, era muy lindo que en general el momento mejor venía antes del “Gracias, siguiente”, ¿entendés? Ya cuando la persona veía que se venía el “Gracias, siguiente”, salía algo de algún lado que era el lado de la desesperación.
VLADIMIR DURÁN: El lado del abandono, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Y el lado del abandono, de ver el fracaso encima, el lado de, de, de, de, claro, del naufragio. Y de ahí salía lo más interesante.
VLADIMIR DURÁN: Qué lindo, me… Pienso en eso que llaman los psicoanalistas “el síndrome de ascensor”, que es que en el ascensor uno bajando ya para irse es como cuando dice las cosas más…
VERÓNICA LLINÁS: Claro.
VLADIMIR DURÁN: Más… clave, más profundo.
VERÓNICA LLINÁS: Claro, totalmente.
VLADIMIR DURÁN: Sí, sí, es así, cuando uno ya soltó aparece la, la, la verdad otra vez, o la belleza o lo que sea. No sé, hay tantas palabras en esto que…
VERÓNICA LLINÁS: Estamos hablando siempre de lo mismo, de, de, de, del no hacer.
VLADIMIR DURÁN: Claro.
VERÓNICA LLINÁS: Qué lindo. Este… Sí, me quedaría horas, pero no sé qué hora es.
VLADIMIR DURÁN: Sí, yo también.
VERÓNICA LLINÁS: Ah, 4:30.
VLADIMIR DURÁN: Ah, perf… ¿Qué?
VERÓNICA LLINÁS: ¿Qué? ¿Nos pasamos? Pero bueno, este, bueno, no fue para mi un placer enorme reencontrarme con vos y charlar y bueno, ya sabía que iba a ser así, por eso acepté. Pero no sabía que tanto.
VLADIMIR DURÁN: Qué, que hermoso. Yo cuando cuando me escribieron de, de MUBI y de La Corriente del Golfo y me dijeron “es con Verónica” no sabes la emoción que me agarró, como… Qué, qué lindo hablar con Verónica y sobre todo eso que nos apasiona tanto que es la actuación, ¿no?
VERÓNICA LLINÁS: Sí, sí, sí. Porque además había sentido ya yo como una sensibilidad muy muy, muy cercana, pero nunca tuvimos este tiempo de explayarnos en lo que cada uno piensa del cine, del actuar. Y siento, la verdad, un montón de puntos muy coincidentes, ¿no? Como una sensibilidad muy, muy compartida que, que la verdad que agradezco. Gracias, muchachos, por permitirnos...
VLADIMIR DURÁN: Gracias a, gracias, muchachos por generar esto.
ENCUENTROS, un podcast de MUBI en español. La plataforma de cine seleccionado a mano.
Cada día, una nueva película. En cada episodio, una nueva conversación.
- Voz MUBI (ELVIS):
Escucha otros episodios de nuestra tercera temporada de: ENCUENTROS de MUBI podcast. con Laura Mora, Fernando Guzzoni, Valeria Luiselli, Lola Arias, Dominga Sotomayor, Carla Simón, Laura Paredes, Manuela Martelli, Nelson Carlo de Los Santos y Affonso Uchôa.
- 70’00” CRÉDITOS (Voz Elvis):
Esto fue ENCUENTROS de MUBI podcast, con la participación de Verónica Llinás y Vladimir Durán
Idea: Efe Cakarel, Sandra Gómez, Jon Barrenechea y Ricardo Giraldo
Producción: Ricardo Giraldo y Fernando Peña
Productores ejecutivos: Efe Cakarel, Sandra Gómez, Jon Barrenechea, Diego Luna, Gael García Bernal y Paula Amor
Sonido: Javier Umpiérrez
Música original: Andrés Solís
Investigación, guion y transcripciones: Andrés Suárez
Transcripciones y apoyo en guion: Fernando Peña
Coordinación de invitados: Mónica Pérez
Voz: Elvira Liceaga
Grabación de Verónica Llinás y Vladimir Durán en Buenos Aires: Diego Trigo en MCL Estudio
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