En este episodio, se habla de la teatralidad como una posibilidad expresiva poco explorada en el cine latinoamericano.
Ilse Salas es una actriz mexicana de cine, series y teatro, reconocida internacionalmente por su papel protagónico en Las niñas bien, de Alejandra Márquez Abella, película seleccionada en Toronto y premiada en Málaga. Su experiencia cinematográfica abarca producciones tanto industriales como independientes, en las que demuestra un interés por registros tan disímiles como la comedia romántica y el drama social. Ganadora de un Ariel y nominada en dos ocasiones a los Premios Platino, Salas ha trabajado con importantes directores de Latinoamérica como Abner Benaim, Lucía Puenzo y Alonso Ruizpalacios.
Por otra parte, Guillermo Calderón es un dramaturgo chileno con un profundo compromiso político, y guionista de algunas de las más importantes películas de su país en la última década, como Ema, El club y Neruda, todas dirigidas por Pablo Larraín y estrenadas en Venecia, Berlín y la Quincena de Realizadores de Cannes. Interesado en los universos femeninos y crear protagonistas complejas, también ha colaborado en películas de Andrés Wood y Rodrigo Sepúlveda y recientemente debutó como director con Maquíllame otra vez, comedia rodada en Ciudad de México y estrenada en el Festival de Morelia.
Tras colaborar en ese largometraje, Ilse y Guillermo se reúnen para hablar de un interés común: el goce de la estridencia.
Con la participación de Ilse Salas y Guillermo Calderón
La Corriente del Golfo Podcast y MUBI todos los derechos reservados © 2023
CRÉDITOS INICIALES E INTRO
MUBI y La Corriente del Golfo Podcast presentan
ENCUENTROS, un podcast de MUBI. La plataforma de cine seleccionado a mano.
Cada día, una nueva película. En cada episodio, una nueva conversación.
GUILLERMO CALDERÓN: Voy al cine a ser, a ser sometido a un espectáculo y parte del espectáculo es que el espectáculo de ser engañado, de ser manipulado, de ser, eh, usado…
Las voces de Latinoamérica y España más destacadas se reúnen para compartir y explorar el cine que nos gusta ver.
ILSE SALAS: Pero me tardé en entender pues que todas las cosas que aprendí también son para desaprenderlas, entonces tienes que inventar tus propios métodos, no existe uno.
En este episodio, se habla de la teatralidad como una posibilidad expresiva poco explorada en el cine latinoamericano.
Ilse Salas es una actriz mexicana de cine, series y teatro, reconocida internacionalmente por su papel protagónico en Las niñas bien, de Alejandra Márquez Abella, película seleccionada en Toronto y premiada en Málaga.
Su experiencia cinematográfica abarca producciones tanto industriales como independientes, en las que demuestra un interés por registros tan disímiles como la comedia romántica y el drama social.
Ganadora de un Ariel y nominada en dos ocasiones a los Premios Platino, Salas ha trabajado con importantes directores de Latinoamérica como Abner Benaim, Lucía Puenzo y Alonso Ruizpalacios.
Por otra parte, Guillermo Calderón es un dramaturgo chileno con un profundo compromiso político y guionista de algunas de las más importantes películas de su país en la última década, como Ema, El club y Neruda, todas dirigidas por Pablo Larraín y estrenadas en Venecia, Berlín y la Quincena de Realizadores de Cannes.
Interesado en los universos femeninos y crear protagonistas complejas, también ha colaborado en películas de Andrés Wood y Rodrigo Sepúlveda y recientemente debutó como director con Maquíllame otra vez, comedia rodada en la Ciudad de México y estrenada en el Festival de Morelia.
Tras colaborar en ese largometraje, Ilse y Guillermo se reúnen para hablar de un interés común: el goce de la estridencia.
[Se oyen clics al fondo]
ILSE SALAS: Listo.
Ricardo Giraldo: Buenísimo. Ahí llegó Guille.
ILSE SALAS: ¿Cómo estás, Guille?
GUILLERMO CALDERÓN: Bien, bien, (se ríe) recuperándome de la locura del trabajo, como siempre… ¿Y tú en Londres?
ILSE SALAS: Yo estoy en Londres, pero tú estás en Chile, ¿o ya…? ¿Sí, verdad?
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, sí.
ILSE SALAS: Porque te ibas a venir a Alemania, según lo último que supe.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, estuve en Alemania, ahora en Munich, por un mes y medio, dirigiendo una obra de teatro allá en un teatro que se llama Residence. Y la terminé y volé acá hace una semana y ahí empezó el colegio, empezó toda la vida cotidiana fuerte, así que sí.
ILSE SALAS: Ah, ¡qué chido, Guille!
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS:Una de las cosas que a mí más me, me emociona de esta conversación es que siempre, o sea, eres como tan teatrero y me tocó a mí la suerte de estar en tu ópera prima, pero, o sea, sí siento que es como, son como dos planetas aparte y en el que coincidimos pero pues nunca tuvimos oportunidad de, de hablar largo y tendido del asunto, ¿no? O sea, como la diferencia del teatro en el cine o el teatro dentro del cine y me da mucha curiosidad cómo fue tu shock después de, como de básicamente habitar el teatro, de repente llegar a un set.
Episodio 1. ¿Quién le teme a la estridencia?
GUILLERMO CALDERÓN: Eh, es, es durísimo porque uno cree que es parecido, pero no es tan parecido. Pero, pero yo, yo, ehm, he hecho clases de dirección, he hecho clases de actuación, tengo esta relación especial con actrices, con actores, he dirigido teatro, he trabajado en otros idiomas y en otros países… Entonces sentía que tenía algunas como ideas de cómo enfrentarme a este lugar totalmente distinto. Pero honestamente, siempre me, me había interesado en directores y en películas que fue, que, que hubieran hecho el paso de cine a teatro, entonces siempre pensé que era posible. Entonces yo cuando… hace mucho tiempo vi una de una película de Nikita Mijalkov, que, una película rusa del año 77 o 78, que se llama Pieza inconclusa para piano mecánico, que es una adaptación de, de Platónov, de Chéjov y una combinación con otros cuentos de Chéjov que la montan y se construye en una película, que es como un clásico ruso, pero no solo es clásico, sino que porque es una re, una interpretación de Chéjov, que es muy útil verla como cuando uno quiere entender a Chéjov, hecha por legítimamente por, por rusos en aquellos años, conservando el estilo ruso, esta cosa chejoviana, entonces yo decía “Qué maravilla que pudieron pasar de algo tan teatral, literario, como Chejov, a algo tan cinematográfico”, entonces siempre me fijaba en esas películas que fueran capaces de, de dar ese paso y decía “Bueno, si ellos lo hicieron, eh, yo puedo hacerlo”, principalmente basado como en una especie como de trabajo de actuación y todo eso. Así que yo creo que, ehm, si se hizo antes, ¿por qué no se va a poder seguir haciendo en el futuro? Entonces eso como que me dio el ánimo. Claro que entrar al set era como… [Se ríe Ilse]
ILSE SALAS: Aterrador.
GUILLERMO CALDERÓN: Es aterrador, sí. Una de las cosas que me aterró más fue el tiempo. El tiempo, el tiempo, el tiempo, el tiempo.
ILSE SALAS: Sí.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí. Eso es muy, muy, muy fuerte. No, hay tiem…
ILSE SALAS: Es que eso, o sea, el, el factor tiempo también cambia toda la dinámica de cómo abordamos… Bueno, tú eres actor también y lo sabes, pero cómo abordas un personaje. Es decir, en el teatro tienes mucho más tiempo y posibilidad con ello de probar un montón de cosas.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: Y en un set no. O sea, pareciera que tuvieras que tener… O sea, esto que llaman muchos directores “el factor sorpresa” y que lo, que lo pelean mucho, como… Bueno, Pablo Larraín, ¿no? Lo ha dicho, como que él no quiere perder la sorpresa, bueno, muchísimos lo han dicho, pero que no le gusta ensayar, y así hay un montón de directores y directoras, porque se pierde el factor sorpresa, pero también se pierde la posibilidad de explorar un montón de posibilidades.
GUILLERMO CALDERÓN: Pero, ¿tú cómo, cómo te formaste tú en, en (...)
ILSE SALAS: Yo…
GUILLERMO CALDERÓN: (...) en tu actuación? ¿Te formaste en cine, en teatro? ¿Cómo, cómo fue?
ILSE SALAS: Yo me formé en teatro, estudié en una escuela como de una de las vacas sagradas del, del teatro en México, que no era mexicano, era un polaco, se llamaba Ludwig Margulis y estudié, fui la última generación egresada de su escuela, que se llamaba El Foro Teatro Contemporáneo y, y estudié la carrera. Fueron cuatro años y, según yo, me iba a dedicar a, al teatro y quería ser más bien cirquera, me encantaba el teatro físico y el circo y, ehm, que siento que es como un lugar común cuando eres jovencito, ¿no? Como que te gusta mucho la calle y el cuerpo, en fin... Pero entonces estuve como muy clavada en el teatro, pero antes yo no tenía nada de cultura teatral. Nada, nada, nada. O sea, no crecí en una familia para nada cercana al teatro ni al cine y ahí fue donde como que aprendí todo. Es más, te puedo decir que 20 años después de estudiar la carrera, hasta ahorita empiezo a cuestionarme cosas que me enseñaron en la escuela. O sea, como que durante mucho tiempo creí que lo que aprendí ahí eran las netas netas netas, ¿no?
GUILLERMO CALDERÓN: Mhm, mhm.
ILSE SALAS: Y ahorita estoy entendiendo que quizás ya es muy… bueno, no, nunca es muy tarde, pero me tardé en entender pues que todas las cosas que aprendí también son para desaprenderlas y estoy justo como en ese proceso. Porque además, justo, o sea, te das cuenta que hay diferencias en, en, en hacer teatro y hacer cine, entonces tienes que inventar tus propios métodos, no existe uno.
GUILLERMO CALDERÓN: Y cuando empezaste en cine, ¿hiciste eso? Empezaste como a darte cuenta que quizá lo que aprendiste en teatro no era tan, tan útil.
ILSE SALAS: ¡No! Lo primero que hice fue una serie de televisión cuando empezaban las series. Afortunadamente pude empezar por ahí, no tuve que, que ganar dinero haciendo telenovelas, que es lo que más se hacía en México y con lo que podías vivir, porque ciertamente del teatro no, entonces hice una serie y yo insistía mucho en que, en que mi energía estaba bastante bien dosificada [se ríe] y cuando la vi dije “Ah, no, no, no, pues no estaba tan bien dosificada, estaba demasiado efervescente”. Y mira, curiosamente, me pasó 20 años después contigo lo mismito. O sea, porque tuve que aprender a dosificarla con el trabajo y además el cine latinoamericano como que te obliga a eso, ¿no? O sea, es muy de contención. Me tocó una época en donde, cuando yo empecé a hacer cine, lo, lo, lo chido era hacer películas con actores no profesionales, ¿no? Los “no actores” y… Entonces, me tocó como entrar por ahí después de yo haber estudiado, pues eso, de ser teatrera. Y, y justo ahorita estoy entendiendo pues por dónde moverte porque en cada película y en cada obra las aguas son muy distintas, los directores, la, la, el mismo texto.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, qué interesante eso porque, eh, eh, es difícil lanzarse frente a una cámara y que nadie te diga mucho y, y, y cuando yo empecé a ir a sets a ver cómo dirigían, me daba cuenta de que la principal indicación que recibían las actrices, los actores, era “Menos, menos, menos, menos, menos”.
ILSE SALAS: Sí.
GUILLERMO CALDERÓN: Y eso es aterrador porque uno… Entonces nada, tengo que pararme aquí y no hacer nada, ¿no? Es como eso.
ILSE SALAS: [Con risas] Sí, totalmente. Y, y luego te das cuenta de que muchas de esas veces tú crees que no estás haciendo nada, pero en el mejor de los casos, sí pasan cosas y se ven, ¿no? Estoy hablando de, te digo, de un buen caso en donde sí estabas ahí. Pero se siente horrible porque parece como que todo lo que aprendiste y todo lo que sabes hacer nadie lo quiere ver, a nadie le interesa y llegas como jovencita también con todas tus armas, ¿no? Casi, casi diciéndoles (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: (...) “Sé cantar, sé bailar, sé proyectar la voz, sé entender texto, sé analizar personajes” y te dicen “Bueno, pues nada de eso, este, sólo di tus líneas” y se vuelve un asunto muy confrontativo. Para mí eso fue el cine al principio, ¿no? De hecho, una de las primeras películas que hice como en, ya en un papel importante, fue precisamente Güeros, con Alonso Ruizpalacios, que, que también es teatrero y, y que siempre hablábamos de eso, ¿no? Como que no nos dejan actuar, a los actores no nos dejan actuar. Y cuando estuvimos haciendo su película las primeras semanas sentía precisamente eso, que él no me dejaba… O sea, lo sentí como una alta traición, ¿no? [Se ríe] Pero…
GUILLERMO CALDERÓN: Pero él estaba en el monitor, estaba viendo otra cosa, ¿no?
FRAGMENTO DE GÜEROS
-Cito a Martí. “Una escuela es una fragua de espíritus”. Compañeros, tenemos espíritu, pero necesitamos temple y el temple es el hermano de la templanza. [Aplausos y música cada vez más fuerte] La propuesta del colegio de Ciencias Políticas de tomar mañana por la noche las televisoras lejos de generar la empatía que necesitamos solamente nos va a hacer lograr echarnos más enemigos encima. El colegio de Estudios Latinoamericanos proponemos que, en vez, caminemos en silencio a las dos televisoras. Necesitamos…
-¿Esa es la de la radio?
Acabamos de escuchar un fragmento de Güeros, de Alonso Ruizpalacios
GUILLERMO CALDERÓN: A mí me encanta, a mí me gusta el exceso, me gusta el melodrama y me gusta el arte del, de como, por decirlo así pretenciosamente, el arte de la actuación excesivo y grande porque, ehm, a veces siento que, ehm, no se, no se llega a, a, a ciertos niveles de actuación o de dramatismo por, por, por crear un cine puro, un cine de imágenes y de emociones en donde la actuación es una pieza más y también a veces hay pudor porque el exceso está asociado con cine de género, con cine, o con cine, qué sé yo, más simple, no sé, ehm, más popular, ehm, y es, y es una de las razones por las cuales te hablaba de esta cosa del paso del teatro al cine y que… Yo admiro también a Mike Leigh y admiro también su proceso, que es conocido, esta cosa de que trabaja con su elenco individualmente y trabaja como tú trabajaste semanas, meses, desarrollando personajes que no, sin necesariamente tener una historia, un guión, tiene que desarrollar a los personajes como cómo se observan a personas de la vida real, cómo, cómo se visten, cómo hablan, cómo todo, y a partir de eso, va construyendo una historia que después, después, ehm, filma. Y eso…
ILSE SALAS: Sí.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, ¿no? Hay películas, por ejemplo, como Career Girls que me gusta mucho y la otra me gusta, bueno, Happy-Go-Lucky me encanta, en donde si uno mira a los personajes aisladamente, o fuera del contexto de la película, serían personas totalmente locas, excesivas, incluso como que no existen en el mundo real. Pero como él logra dirigirlas y ponerlas en la historia, se convierte en algo totalmente aceptable, real, aunque sea excesivo. Entonces digo, no sé, es otro ejemplo de cómo pasar del teatro al cine y como el cine también puede tolerar el exceso si se hace bien, ¿no?
ILSE SALAS: Sí, totalmente. Mike Leigh es el ejemplo perfecto como para hablar de la teatralidad en el cine, si es que se puede entender así, y es un gusto que compartimos y ya lo habíamos comentado. Y, y a mí lo que me parece muy particular es que antes era más, más claro ese, esa convivencia de la teatralidad en el cine. O sea, de hecho el estilo como de actuación de los 50, o, o no sé, hablando de más como Fellini, ¿no? Fellini también es, es algo súper teatral.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: Y, y estaba pensando como hay películas, sobre todo las primeras que hizo Mike Leigh en la BBC, que es muy difícil de verlas, pero yo alguna vez vi, por ejemplo, Abigail’s Party, (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: (...) que es, pues es justo una obra de teatro filmada, tal cual (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Exacto, sí.
ILSE SALAS: (...) y tiene todas estas otras en donde ensaya con los actores pero seis meses, entonces de tal manera que esas estridencias, por decirlo de alguna forma, están súper metidas en cada uno de sus actrices, de sus actores y eso es una convención pues. O sea, como que siento que, que muchos directores, y ahí sí digo directores hombres, porque son los que me vienen a la mente que me han, que han rechazado mucho el teatro o rechazan a quienes venimos del teatro por miedo a que seamos estridentes, ¿no? Y, y no entienden que, que, que, como dices tú, si la convención es esa, tiene todo el sentido del mundo. En el cine como que las convenciones son con sonido, ¿no? Pues creo que sobre todo con sonido. Pero actoralmente también puedes crear convenciones.
GUILLERMO CALDERÓN: Mhm.
ILSE SALAS: Y son muy divertidas y, y muy especiales de ver y ciertamente, según yo, sí se alejan mucho de mucho del cine latinoamericano que hemos consumido, o al menos en mi… Pues sí, en estas, en nuestra época nos tocó mucho de eso, ¿no? Como casi casi un cine documental más bien.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: No sé, pero a mí también me gusta mucho la, la locura en el cine y me gustan… Mis, mis actores y mis actrices favoritas son, son quienes se han atrevido a tocar esas notas y que muchas veces incluso puedes ver tú como espectador que se equivocan, por decirlo de alguna manera. O sea, puedes decir esto fue too much o fue… Pero, pero hay algo interesante en eso también.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí. Y yo, yo siempre me pregunto acerca de eso porque, como México tuvo época de oro del cine en que tenía su propio Hollywood, después, claro, tiene que, tienen que salir de eso y, y, y reinventarse, y como expresar otra complejidad que es mucho, eh, más diversa de México. Pero, pero es extraño porque en, en, en países como Chile, por ejemplo, las películas rara vez se han hecho para, para, para grandes mercados nacionales, porque son países muy pequeños en América Latina, no como México que es como el gran monstruo junto con, con Brasil. Pero en Chile hay mucho de, de hacer películas para que sean apreciadas internacionalmente. O sea, quizás no se hacen mucho para que sean vistas por millones de personas, sino que para que sean apreciadas en, como un objeto cultural en todo el mundo y eso presenta a un país y muchas veces en, en… Internacionalmente hay una expectativa de cómo son los países, cómo, cómo, cómo el cine expresa un carácter nacional y no sé, a veces se piensa que, que por Hollywoo… Por Bollywood en, en, en Bombay, en la India, la gente es de tal forma o en México la gente es de tal forma y, y creo que, y creo que por lo menos el cine chileno ha habido un interés por, por redefinirse desde la sobriedad, desde somos sobrios, somos tristes, somos políticos, somos existenciales, somos depresivos y no estamos para grandes excesos, sino que estamos para silencios, mundos internos, poca expresión de las emociones (...)
ILSE SALAS: [Riéndose] Sí, total.
GUILLERMO CALDERÓN: (...) y eso, maravilloso, o sea, yo pienso que expresa algo que debe ser expresado y dicho, pero también, eh, se agota.
ILSE SALAS: Sí.
GUILLERMO CALDERÓN: No somos sólo eso.
ILSE SALAS: No sólo es eso. También creo que viene de una, como de una necesidad de que te separen, en el caso de México, que te separen de la televisión, por ejemplo, ¿no?
GUILLERMO CALDERÓN: Ah, sí.
ILSE SALAS: Como, como tenemos esta cultura de las telenovelas y quienes hacemos cine un poco “más sofisticado”, según nosotros, quisiéramos que no nos relacionen para nada con la televisión mexicana, entonces, y no sólo actores y actrices, sino como todo, todo el crew involucrado, quieres alejarte de ahí por un lado. Por otro lado, también por supuesto que se reflejan grandes problemas que tenemos, ¿no? Y tenemos cine increíble en nuestros países, que es así, que es sobrio y que es minimalista y que es… ¿no? O que son actores naturales y que son verdaderas joyas. Pero, como dices tú, no solamente. O sea, creo que también falta que abracemos un poco más otras maneras de contar historias. O sea, por ejemplo, falta que haya más comedia en los festivales de cine, que yo siempre he dicho “¿Por qué todo tiene este peso de solemnidad tan tremendo?”. Cuando veo algo que que medio me hace reír, que es muy bueno y que puede ser igual de profundo porque, volviendo a Mike Leigh, el cine de Mike Leigh es híperpolítico. O sea, bueno, muchas de sus películas, con esta estridencia y con estos personajes casi caricaturizados está haciendo una denuncia a problemas sociales fuertes, eh, pero también te ríes. Entonces, yo creo que por ahí, eh, nos falta como abrirnos un poco más el panorama. Que no digo que no lo haya, pero que nos ha costado trabajo encontrarlo. O sea, más, más formas de contar nuestras historias.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, a mí me pasa que yo siempre pienso en, en Jodorowsky, porque Jodorowsky es un, un hijo de inmigrante que creció en Chile en un pequeño pueblito del fin del mundo, realmente era un lugar así, era un pueblito de dos mil personas y el tipo excéntrico se fue a la capital, a Santiago, a estudiar teatro y a aprender, pero aprendió como, como tú, se interesó en lo físico y empezó a estudiar pantomima, como se estudiaba en esos años, como un poco al estilo de Marcel Marceau y qué sé yo, y tenía su grupo de mimos y qué sé yo–y bueno, se interesó en cine, qué sé yo. Pero yo creo que su visión loca, surrealista, latinoamericana, sólo la pudo realizar cuando llegó a México. Y en México pudo hacer sus películas más increíbles y yo creo que han sido las más influyentes para mucha gente en todo el mundo. Entonces es como que después de toda esa formalidad del Hollywood mexicano y también al mismo tiempo que era el boom de la cultura popular de las telenovelas y todo eso, también en México, también en esas películas de Jodorowsky apareció como la, este súper surrealismo extrañísimo que también es tan parte de México y que pasa cuando uno está ahí en la Ciudad de México y uno dice “No puedo creer este lugar, no puedo creer la locura de este lugar, no puedo creer la locura de este país. ¡Cómo pueden vivir aquí todos los días!”. Es impresionante y eso está en la película, está en las películas de Jodorowsky, entonces ese es otro problema más. Y lo cito también porque es el paso de un chileno que llega a México, porque es como, también, ¿cómo es posible, eh, ir más allá, o llegar o construir algo post-Jodorowsky? Y, y se me ocurre que es, que es también yendo a buscar como esta cosa más íntima, más, más, más privada, más, más dura quizás de la vida privada mexicana, que es como, siento que es mucho, es mucho del cine más, más serio, más, más de arte que se hace ahora en México, ¿no?
- Arranca música de ENCUENTROS
-Sonido de que se acaba el primer rollo/carrete como en proyecciones análogas o sonido/s que considere Javier
- Arranca música de ENCUENTROS
INTERMEDIO
MUBI, la plataforma de cine en línea que presenta una selección con curaduría.
Películas increíbles, interesantes y hermosas de todo el mundo. Obras maestras del cine, retrospectivas de directores, programas especiales, estrenos exclusivos y selecciones de los principales festivales de cine del mundo.
Siempre hay algo nuevo por descubrir.
Para ver lo mejor del cine en streaming visita mubi punto com / encuentros y prueba MUBI gratis durante 30 días.
Esto es M-U-B-I punto com / encuentros para obtener 30 días del mejor cine gratis.
En este espacio, Ilse Salas y Guillermo Calderón hablan de algunas de sus películas favoritas.
ILSE SALAS: Vas, Guille. Tus películas.
GUILLERMO CALDERÓN: Películas… Pensé tanto en las que ya habíamos, habíamos hablado, pero, pero… hay una película que me encanta. Cuando yo estaba pensando en México, eh, una película que me marcó mucho, que fue la película El Triángulo de las Bermudas donde actúa John Huston, que es una película que dirigió un director que se llamaba Cardona y que dirigió muchas películas de género en los años 60 y 70, y esta es una película de terror que ocurre básicamente arriba, arriba de un barco. Actúa John Huston, creo que es el primero que, que muere. Y hay una muñeca embrujada. A mí esa película –porque la vi creo que cuando, a los pocos años de que había salido–, es una película absolutamente de género, con fuerza, con surrealismo melodramático, con, con actuaciones fuertes, excesivas, con fantasía, con, con, con un, con, con un barco que básicamente está sobre una piscina, no está en el mar, pero no importa porque hay neblina y hay colores y está John Huston. Es una de las películas más extrañas que he visto en mi vida, pero para mí eso durante mucho tiempo fue México, más que las telenovelas. Es, es una, una desinhibición absoluta, una locura, un una, un, una admiración por el horror, por la muerte y por toda la complejidad. Esa es una de mis grandes películas, marcadoras de la infancia y que hasta ahora, cuando la puedo, cuando puedo, la veo.
ILSE SALAS: No sé si pueda yo decir una película, tengo como directores y directoras en la cabeza. Pero bueno, si hablamos de, de, de las que me marcaron en, o sea, muy al principio, Tarde de perros, de Sidney Lumet. O sea, es la primera vez que yo vi una película en donde los actores me, me hicieron temblar literalmente, o sea, me sudaban las manos. De entrada, el guión me parece genial. O sea, este hombre queriendo asaltar un banco para cambiarle, para la operación de cambio de sexo a su amante. O sea, me parecía tan, tan, tan fantástico. Yo la vi como cuando tenía como 15 años y pues no era el cine que veíamos. O sea, yo lo vi en la tele a la 1 de la tarde. No podía creer lo que estaba viendo y no podía creer lo que estaba sintiendo, porque la emoción de esta dupla de actores me, me rebasó. Y bueno, y diría, ahorita dices tú también, como más actualmente, estoy enloquecida con, me encanta… Bueno, hablando de cine latinoamericano, sí soy muy fan de Lucrecia Martel, que a lo mejor es un lugar común total, pero no me importa, eh... Me encanta lo que hace y, y estas decisiones, hablando de cosas raras en el cine, o sea, pensando en Zama, por ejemplo, eh, como el vestuario, ¿no? De repente ves estos como, una suerte de soldados negros pero en calzones, pero con… O sea, tiene una serie de decisiones que no sé si llamarlas teatrales, pero muy osadas, y tiene una capacidad de crear una convención en cine muy inteligente, muy brillante y, y muy, no sé, avasalladora. Son películas que veo y que pasan los años y, y sigo pensando en ellas. Me encanta también Nuri Bilge Ceylan, que es este director turco y acabo de ver recientemente una película que se llama, eh, el, El peral silvestre, se llama en español, y también traigo como una fascinación. Me encanta el cine como turco, iraní, como de esos rumbos, que yo siento tan cercanos como, no sé, en alguna cosa con México, este, no sé.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí. Cuando hablaste de Lucrecia Martel me acordé de La historia oficial, que es una película acerca también de, de, de la dictadura y adopción y todo. Es una película clásica, de las actuaciones clásicas de Norma Aleandro, que fue que le dieron el Óscar a la película extranjera. Un súper drama argentino, un gran, una gran, un gran ejemplo de cómo un drama político puede ser bajado a la vida de, de la familia y, y, y hacer un, un drama familiar desgarrador y maravillosamente actuado. Eso, eh, creo que, creo que no es la, no es la misma genealogía de, de Lucrecia Martel y quizás Lucrecia Martel incluso quizás está reaccionando en contra de esa tradición del cine argentino, pero, pero qué, qué influyente y qué importante Lucrecia Martel, ¿no?
ILSE SALAS: Sí.
GUILLERMO CALDERÓN: Quizás la única crítica que se le puede hacer es que no haga más películas.
ILSE SALAS: Sí. [Se ríe]
GUILLERMO CALDERÓN: Tiene que hacer más, por favor, más.
ILSE SALAS: Sí, sí, sí. Pero bueno, sí. Eso mismo la hace hacer las que hace, es muy loco, (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: (...) pero tiene una voz muy particular. Y sabes perfecto cuando… Bueno, hizo el documental este en la pandemia, un documentalito chiquito que justo vi en MUBI pero no, pero sus ficciones son muy poderosas y muy, muy especiales. Pero, pero la verdad es que no puedo decir, depende de la época, ¿no? O sea, quizás hablé de Lucrecia, no sólo porque me fascinan todas sus películas, sino porque Zama no la vi hace tanto y me, y me avasalló como esa inteligencia. No sé. O sea, como que vi cine, cine, cine puro, cine y muy emocionante. Pero, pero podríamos hablar horas de distintas películas, yo creo, (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: (...) y bien distintas, entre ellas, este, porque algo que tenemos en común tú y yo es que, que nos gustan las loqueras y también los dramas más, más convencionales, quizá para otras personas, pero, pero, pues sí, así es.
Segunda parte
ILSE SALAS: A mí me, me, me hace preguntarme un montón de cosas el hecho de que me gusten tanto estas… como este cine, que también es, vuelvo a lo mismo, como teatral o tiene algo de teatral y también me fascina como… Y aquí lo han citado mucho porque en las conversaciones que yo he oído de este podcast siempre acaban hablando de Kiarostami, por ejemplo, ¿no? Y, y yo pensaba “¿Cómo, cómo es un cine tan íntimo con un montón de actores naturales o actores no profesionales y que me vuela la cabeza y me fascina?”. Y luego pensé en una anécdota que la voy a contar porque es buenísima y no me la podía creer porque, bueno, yo era fan de Kiarostami y me tocó por una de esas suertes de la vida, en el Festival de Morelia, cenar con Juliette Binoche y acababa de hacer Copia fiel con Kiarostami. Entonces me senté y, y le dije “Perdón, te voy a, te voy a acosar un poco, pero me tocó estar sentada junto a ti y tengo muchas preguntas” y, y a todísima madre me respondió todo. Entonces le pregunté cómo secuencias específicas de ciertas películas y de Kiarostami y le pregunté “¿Cómo, cómo es improvisar con, con Kiarostami?”, ¿no? O sea, pensando en que para mí él era eso y me dijo “¿Improvisar? No se improvisa nada”. Y me contó que le dio la película, o sea, Copia fiel, la hizo él con su asistente de dirección, grabaron todo en VHS porque en ese momento, este, él le dio un VHS con eso, y la hizo toda todita… Eh, mucho, mucho de la película ocurre en un coche en donde están, creo que es Italia, ya no me acuerdo, y, y le dijo “Apréndetela, apréndetela con puntos y comas y estos son tus movimientos y, y cuando llegues al set pues ya quiero que tengas todo aprendido. Esto es lo que tienes que hacer”. Entonces está el asistente leyendo las líneas de Juliette Binoche y ella viendo el VHS una y otra vez hasta que se lo aprende y así filmó. Entonces, una vez más, regreso a esta cosa, ¿cómo, [se ríe] cómo se logra transmitir ese nivel de naturalidad? O sea, que parece que no hay nada dicho, nada escrito, nada puesto, o sea, ¿cómo se apropian los actores de tal manera del texto y del personaje que pareciera que están improvisando? Porque eso es lo que yo pensé. Y me impresionó mucho esa historia porque porque, porque no sabemos cómo llegan los creadores… O sea, nosotros vemos la obra y no sabemos cómo llegaron hasta ahí y muchas veces nos imaginamos cualquier cosa. Pero en este caso, concretamente, a pesar de que la película es súper íntima y sutil, tiene un alto grado de teatralidad de fondo porque te están haciendo memorizarte un texto, como ocurre en el teatro, con sus trazos, lo cual es rarísimo, es una combinación rarísima y me sorprendió mucho. No sé si así siempre haya trabajado él, pero, pero aquí sin duda es muy loco, ¿no?
GUILLERMO CALDERÓN: Es loquísimo y es… ¿Ella, ella estaba feliz? ¿Le había gustado la experiencia o no?
ILSE SALAS: Pues, pues me dijo que sí. O sea, que, que… Lo que yo recuerdo es que, bueno, ella–Tiene que haber un factor importantísimo que es confiar en tu director/directora, confiar muchísimo, ¿no? En, en su visión, en que sabe lo que está haciendo y si no sabe lo que está haciendo, sabe por lo menos hacernos caminar en conjunto, no sé. Pero lo que me dijo es que le encantó el resultado y le, y le gustó el proceso. También tengo la impresión de que es una actriz, digo, solo la conocí esa noche, pero como muy humilde en ese sentido, ¿no? O sea, muy abierta a distintos modos de trabajar, lo cual me parece que es una virtud gigante en cualquier oficio, pero en la actuación mucho más, porque me ha tocado, pues, ver lo contrario, ¿no? Como “Así yo no trabajo, a mí no me gusta ensayar, a mí no me gusta tal” y como que se van bloqueando diferentes maneras de, de llegar y ella aparentemente no, no lo sufrió.
GUILLERMO CALDERÓN: Ah, ¡qué, qué horror! O sea, me gusta, me gusta escucharlo, pero a mí me gusta que, que se vea el artificio. Me gusta y creo que, o sea, entiendo, entiendo que Kiarostami ha trabajado tanto tiempo con esta cosa de que uno… O parte del atractivo también es no saber, no entender el límite entre la ficción y, y la realidad, pero cuando veo estas películas rusas que te hablaba antes me gusta que, que uno vea, ehm, a la actriz haciendo su trabajo y haciendo sus pequeñas demostraciones de “Estas son las cosas que yo hacía en el escenario”. O si yo te voy a ver a ti en otra película, quiero, quiero ver qué hace ahora Ilse Salas, cómo lo hizo, me gusta el artificio, me gusta ver cómo el arte de la actuación, por decirlo así, demostrado. No me gusta esconderlo porque, porque voy al cine a ser, a ser sometido a un espectáculo y parte del espectáculo es que el espectáculo es ser engañado, es ser manipulado, es ser usado y me gusta cuando se ve esa, esa técnica.
ILSE SALAS: Pero porque te gustan los actores, o sea, te gusta y tú siendo actor también… Es que eso hace la diferencia y es una diferencia abismal porque, porque comprendes el lenguaje y te diviertes con ello, o sea, y puedes… O sea, tú le muestras a alguien, a un director que, que los conozco, ¿eh? Que no van al teatro porque les parece demasiado artificioso o como que no se la creen, y les muestras una idea y esa idea está pasada diez rayitas y se aterran y te quieren correr de su película. O sea, como que no, no entienden que es parte de un proceso que se puede discutir, que se puede pulir, que, que, que necesitas a lo mejor una toma así y las, las demás ya no. O sea, es como todo un viaje que no, que solamente si te gusta trabajar con actrices y actores lo puedes disfrutar y divertirte y, y además robarte esos momentitos que, que ciertamente son, pueden ser chidos, o sea… Pueden jugar a favor de, de tu película. No sé si a favor del actor, porque qué oso, como decimos en México, qué pena que te estén cachando ahí tus…
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: Tus, tus formas de llegar y luego unas son muy vergonzosas pero, pero bueno. Y no todo mundo tiene esa fascinación, es, es muy impresionante. De hecho, a mí me ha tocado trabajar también con, con, con directoras que no, que tienen miedo a acercarse al mundo actoral, ¿no? Como…
GUILLERMO CALDERÓN: Mhm, mhm.
ILSE SALAS: Como, como que les muestras algo y no te dicen si por ahí o no por ahí porque quieren respetar tu onda, aunque no les esté gustando.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: Eh, y, y siento que es un error, o sea, siento que, que si vas a trabajar con actores, sí hay que entender por lo menos pues estas cosas y este lenguaje. O sea, como tener cierta fascinación con ello, porque si no es muy avasallador, pienso. O sea, puede estar lleno de ocurrencias, y de ocurrencias malas.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: Este, no sé, pienso también en otro director que han citado acá y que es inevitable, y que también viene del teatro, que es Cassavetes, que también hablamos de Cassavetes en algún momento, yo creo, ehm, y cómo tiene una fascinación por sus actores y, y, y los deja llegar a sus límites, a límites que pueden ser, este, too much para una pantalla, pero, pero hay una diferencia entre too much falso y too much muy bien sostenido, pienso yo.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, sí.
ILSE SALAS: Y pienso que los actores de Cassavetes llegan a altos niveles, o sea, como que si alguien que no se la está creyendo lo hace, es horrible de ver, pero cuando realmente están ahí, se convierte en algo fascinante y ciertamente muy teatral.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, sí. A mí, a mí me gusta que Gena, que Gena Rowlands llegue a ese estado. Me gusta porque encuentro que es como que la película dejara de importar y lo que estamos viendo es, es un acto de amor entre, entre la cámara, en este caso director, y ella, y él la está dejando ir a su límite, como dices tú y eso es lo que estamos presenciando más allá que la historia. Y ella ahí, y ahí el estilo o el exceso ya, ya dejó de importar. De hecho, eso es lo que más me conmueve de esa película. Es que es una película acerca de, de la pareja, ¿no? La película de, de una pareja que se empieza a desintegrar porque la mujer, ehm, empieza a perder su salud mental derechamente, se empieza a desmoronar. Entonces el marido ve con desesperación como la mujer se desmorona y se cae, entonces uno ve finalmente cómo se destruye y se reconstruye, cómo sobrevive una relación romántica pero uno sabe porque uno ve la película desde un lugar metacinematográfico de que lo está dirigiendo Cassavetes y Cassavetes tiene una relación romántica con la misma actriz, entonces es como una relación romántica, organizada a través de una película o de una ficción pero finalmente se trata de la relación de él con ella, de Cassavetes con Gena Rowlands. Por lo tanto, ¡esa es la película! Más que la historia misma de la ficción.
ILSE SALAS: Pero además también pensaba una cosa que tiene Cassavetes, no sé si en todas las películas, pero sí pienso en Faces o no sé si viste Husbands, como secuencias larguísimas, que eso también es muy teatral, secuencias muy largas y, y solamente así consigues llegar a ciertos estados, ¿no? O sea, y son bien difíciles de hacer y las tienes que ensayar. Las secuencias largas las tienes que ensayar, eh, aunque haya, aunque a la mayoría de los cineastas no les gusta ensayar, pero para que queden bien se tienen, por lo menos te tienes que aprender el trazo y, y bueno, en Husbands yo no sé, no se aprendieron nada porque son un desastre y nada más estás viendo una secuencia eterna de cómo van hundiéndose en el alcohol y en su masculinidad toda despedazándose pero, pero creo que también esa es una de las cosas que tienen las películas estas que estamos hablando, que nos gustan, que tienen teatralidad. Secuencias largas, como… Acabo de ver una, ay, del rumano este que no me acuerdo cómo se llama, pero… Sieranevada, se llama, ¿la viste?
GUILLERMO CALDERÓN: No.
ILSE SALAS: Que es como una, como una, un evento familiar, o sea, están como en una especie de funeral de un miembro de la familia y es toda la familia reuniéndose en un departamento además chiquitito que te sientes ahogado. Y eso, son secuencias muy largas viendo a la familia interactuar entre ellos con una cosa muy, muy, muy teatral que también me volví a caer y dije “Seguramente, esto es como casi documental y la familia realmente pues es una familia rumana y se metieron a inventarse una ficción, pero…”. Y luego leí al respecto y no, todos curiosamente son actores de teatro y actrices de teatro. Entonces, te digo que esa combinación es la que a mí me, me vuela la cabeza. O sea, ¿cómo logran llegar a eso? Porque ahí sí de verdad no, no notas este artificio que decimos, ¿no? Que, que es tan divertido y que a mí también me fascina, pero, pero es otra cosa que tiene y tienen también algo en común estos directores que repiten actores y actrices y que siento que también es un acierto y que es muy chingón. Y quien tiene la oportunidad de hacerlo me parece muy genial porque es verdad que conforme pasa el tiempo y, y vas teniendo experiencias con tu director o tu directora, aprendes a leer, o sea, se aprenden a leer las personas y me conmueven mucho estas, como estas compañías, en vez de teatro, cinematográficas que se van repitiendo y van evolucionando juntos… me parece muy genial, que es algo que hacía ciertamente Cassavetes o, (...)
GUILLERMO CALDERÓN: O Mike Leigh.
ILSE SALAS: (...) o que hacen muchos cineastas que repiten…
GUILLERMO CALDERÓN: Este rumano, este rumano es Cristi Puiu, ¿no?
ILSE SALAS: Sí, el de La muerte de Lazarescu.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, sí, es buenísimo.
FRAGMENTO DE EL CLUB
-Cuento las ampolletas que se queman. Cuento las agujas para que no se pierdan. Cuento el tiempo que pasan en el baño; aquí están prohibidas las duchas largas.
-¿Dónde esconde el revólver?
-Armas no. Usted sabe quién las carga. ¿Por qué me pregunta eso?
-Para saber qué hacer
-Pero si usted se da cuenta aquí ya todo está tranquilo. El hombre llegó muy enfermo y por eso se mató, eso es todo.
-¿Qué hizo para llegar aquí?
VOZ MUBI:
Acabamos de escuchar un fragmento de El club, de Pablo Larraín
ILSE SALAS: Bueno, no podemos acabar esta conversación sin hablar de El club, porque como yo sé que va a haber muchos fans de esa película que escribiste tú, eh, que es, yo creo que sigue siendo mi favorita de Pablo, que luego conocí a Marcelo Alonso y a Antonia y a Alfredo, y bueno, los tres atesoran esa película muchísimo por también lo que significó. O sea, el proceso, por el como fue escrita, ya nos contarás tú ahorita, pero hay un personaje femenino que es genial, que además Antonia es fantástica, yo la amo y me parece una actrizasa, todos son unos actorazos, este, pero es importante como con esta, esta generación, a la que afortunadamente pertenezco, en la que a mí, por ejemplo, me ha tocado trabajar más con directoras mujeres que con directores hombres. Ehm, y es una suerte y siento que abordan las cosas distinto. Pero también me está tocando trabajar con hombres que escriben personajes femeninos muy entendiéndolos y con cero condescendencia y con un, un respeto y una dignidad y un amor a que sean también los ejes de la historia, que a mí me parece fascinante y que lo hiciste tú en El club y que metes este personaje que luego Maquíllame otra vez también… Bueno, es un mundo casi 100% femenino escrito por un hombre. Entonces como que estoy muy en desacuerdo de que los personajes femeninos son–o las historias de mujeres sólo la pueden contar las mujeres. Creo que también hombres sensibilizados, atentos, pueden hacerlo y creo que tú eres uno de esos ejemplos, lo digo honestamente y, y bueno, por ahí suelto, suelto eso y empecemos si quieres, por, por El club, para que no se nos vaya esa maravilla.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí. Eh, El club, claro, la premisa que hay un, hay un, eh, un grupo de sacerdotes aislados en una, en una casa donde están protegidos y todos estos curas han sido acusados y están cierto, siendo perseguido por distintos crímenes que incluyen todo tipo de abusos y cosas distintas. Y siempre, eh, eh, pensábamos en este personaje interesante, que fuera una monja que los cuidara, pero que también fuera, hiciera el rol un poco de carcelera y también de, de cuidadora de los más ancianos y que fuera como una persona de rigor, pero que también tuviera compasión y fuerza y…
ILSE SALAS: Y perversiones.
GUILLERMO CALDERÓN: Y perversiones, por supuesto, porque ella también no solo era la carcelera, sino que ella también estaba ahí aislada porque era una especie de castigo para ella también, porque ella también había cometido su, su pecado en la historia. Y, y Antonia Zegers empezó a desarrollar este personaje sin que el personaje estuviera totalmente escrito porque fue, fue escrito, una película hecha rápida, escribiendo durante el proceso. Entonces me acuerdo de que mandé esa escena, la escena donde ella finalmente habla de su historia, un par de días antes de que, de que, de que la filmaran. Entonces era complicado porque Antonia, Antonia después me dijo “Oye, yo empecé a construir una monja que era mucho más buena, pero después me llega el texto [se ríe Ilse] y era completamente distinta”. Y yo dije “Genial, mejor, porque eso le agrega otra capa de contradicción a, a este, a este personaje”. Y después, claro, yo propuse una historia que, que era, que era, que consistía básicamente que la, que la monja había estado en una especie de lío de adopción, de lío de adopción en donde, donde había querido adoptar ilegalmente a una niña y que, y que la habían sorprendido y se la habían arrebatado, una historia muy trágica y muy dolorosa que la había empujado prácticamente a la locura y por eso también ella era una mujer que había perdido el juicio, ya era como violenta y todo eso. Y claro, es, es, es el retrato posible de una mujer. Y es complejo, es complejo escribir, obviamente, para cualquier personaje que no es uno porque, porque uno siempre está ficcionando y eso lo tolera, obviamente, la ficción. Pero en el caso de, de escribir para mujeres, yo creo que existe una conciencia cada vez más de todo el mundo de mirar los créditos y mirar los créditos y ver si esto lo escribió una mujer o un hombre cuando se trata de personajes femeninos, ¿no? Porque es tan fuerte la tradición de que los personajes femeninos están o ridiculizados o violentados o sexualizados…
ILSE SALAS: Cosificados.
GUILLERMO CALDERÓN: Exactamente. Es tan, es tan fuerte eso que ahora es, ha sido totalmente natural que en los últimos 20 años el cine, o antes incluso, el cine haya hecho un esfuerzo enorme, principalmente liderado por escritoras y directoras mujeres, para romper ese canon, para romper esa, esa tradición. Y y, y creo que el cine ha aprendido mucho de eso y yo también he aprendido mucho. Y, y cuando lo hago no es tan difícil porque ahora las reglas están ahí, están escritas, están, están ahí en el cine contemporáneo hecho por mujeres. Personajes no sexualizados, no ridiculizados, no superficiales, que sean complejos y que no sean estereotipados de ninguna forma, ni negativamente ni tampoco positivamente, ni estereotipados por ser buenas, felices y, y maravillosas, sino que sean simplemente humanas. Y que hablen y que tengan conflictos, que tengan con cosas que tengan que ver con la vida real y no solamente con los temas románticos que han sido a donde se las han encasillado eternamente. Por lo tanto, con esas, con esas como ideas, reglas que se han aprendido en los últimos, en las últimas décadas, yo pienso que hay elementos para que una persona como yo pueda escribir personajes femeninos y no equivocarme o equivocarme poco y… Pero también yo creo que existe, eh, una expectativa cuando se lee los créditos también, cuando… Si la película la escribió una mujer, hay una expectativa de autenticidad, por ejemplo, uno, uno espera que se refleje más profundamente la intimidad del mundo femenino con, con veracidad. Pero cuando, cuando hay un escritor, en mi caso, por ejemplo, que cuando yo he escrito, yo escribo un personaje femenino, se entiende que no es lo que está en primer plano necesariamente, la autenticidad o lo, la descripción genuina, sino que lo que está en juego es más como una imaginación en torno a cómo son los personajes femeninos, porque obviamente yo no los puedo responder desde mi experiencia, pero sí puedo responder a la creación de un personaje femenino desde la observación. Y yo, como todo el mundo, crecí rodeado de la experiencia femenina, sin entenderla, pero, pero uno crece y aprende y para mí el proceso ha sido crecer y aprender y tratar de volcar esa experiencia en mi escritura.
ILSE SALAS: Y tú para escribir a Ema, que es ciertamente… Además, es un personaje de otra generación. O sea, no solamente estás escribiendo una mujer, sino una mujer de una generación abajo o dos que, o sea, que ni yo puedo comprender un montón de cosas (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Sí. Ahora…
ILSE SALAS: (...) siendo mujer pues.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, no, interesante. Ese… Me encantó saber que Ema había sido muy popular en MUBI. Fue una película muy vista cuando salió en MUBI, así que me encantó que tuviera esa vida más grande en MUBI que en los cines porque estuvo obviamente cruzada por pequeños problemas de pestes mundiales. Pero, pero es interesante. Ema es un personaje radical, es una mujer joven que tiene una, un, un hijo y lo da y lo entrega al sistema público para que el hijo sea entregado en adopción y después se arrepiente y quiere recuperar al hijo que entregó en adopción. Es, es una, es, es una, es una premisa muy peligrosa porque juega justamente con, con estos prejuicios de los que hablábamos antes de, de mostrar a mujeres como seres, eh, ehm, eh, cuando no son románticos, son, son diabólicos o genuinamente malos, son domadores violentos y todo eso. Y sobre todo que la maternidad está altamente criminalizada, ¿no? Sobre todo por, eh, por su vinculación con, con el aborto cómo se, se, se, se identifica a la mujer como una especie de criminal cada vez que se enfrenta al problema de la sexualidad o de la maternidad. Sobre ese terreno construimos ese personaje, es un desafío enorme. Pero, pero con Pablo dijimos “Tenemos, eh, eh, dos cosas que juegan a nuestro favor. Uno: tenemos que humanizarlo radicalmente y no la vamos a humanizar por el lado de convertirla en una, en un personaje sentimental, bueno, que está lleno de sentimientos y de contradicciones, tiene que ser un personaje más impulsivo, más humanamente errático y que donde la, donde la, donde las, eh, contradicciones no sean explicadas, sino que simplemente sean vividas visceralmente, como uno comete todos los errores que uno comete en la vida”. Y por otro lado, otra idea que tuvimos fue crear un personaje profundamente físico, que era, que era el personaje protagónico, era bailarina Ema, que trabajaba, que trabajaba en una compañía de danza, que el director lo interpretaba Gael García Bernal. Y esta cosa física en donde el personaje estaba permanentemente presente con su cuerpo bailando y entregándose físicamente a la acción permanentemente, hacía que todo lo que pasara por ella internamente, todas sus contradicciones y todo su dolor y todo su arrepentimiento pasara por su cuerpo. Y eso hacía que el personaje permanentemente se humanizara desde el cuerpo y que fuera incuestionable que fuera una historia personal, genuina, del personaje y también de la actriz, y eso le diera como cierta autenticidad que, que nos permitía correr este riesgo.
ILSE SALAS: Sí, es verdad. Y ahí, bueno, también ahí la fuerza de los actores y la visión de Pablo… Bueno, a mí Ema es una película que lo que… Hay cosas con las que no conectaba, pero con las que sí… Me, me pareció sobre todo valiente tu trabajo, como, como… Es lo que te digo, así como que qué… qué valor y qué decisión de escribir este personaje y eso, que además es de otra generación en donde sí, sí… O sea, es súper complicado y también decisiones que tuvo Pablo ahí, o sea, de repente meter estos números musicales así, ¿no? Como tan…
GUILLERMO CALDERÓN: Sí.
ILSE SALAS: Este, me gusta, me… A eso me refiero con esas decisiones contundentes que pueden gustarte o no gustarte pero son muy valiosas, ¿me explico?
GUILLERMO CALDERÓN: Sí, sí. Eh, lo entiendo, porque, ehm… una de las cosas que queríamos era explorar cómo la violencia de una sociedad como nuestra sociedad chilena existe hoy en, en la gente joven, la joven, la gente que tiene 20 años, eh… ¿Cómo la sociedad entera, toda la violencia sistémica de la sociedad se traspasa hacia ellos y cómo la viven? Y, y la viven ejerciendo la violencia, pero ejerciéndola también mezclada con arte, con vida, con decisiones personales, con sexualidad, con amor, con romance y se transforma todo en una experiencia radical que produce fascinación y también produce horror y compasión. O sea, obviamente, obviamente el personaje es además un personaje radicalmente en crisis y en una situación de violencia, pero debería despertar compasión por, porque es lo que está pasando, porque, porque es una expresión de, de la violencia a la cual estamos sometidos como sociedad entera.
ILSE SALAS: Pues listo, Guille. Yo creo que ya yo me voy a tener que ir porque…
GUILLERMO CALDERÓN: ¿Está lejos de tu casa? ¿O tienes que cruzar la ciudad?
ILSE SALAS: No, no, no, estoy en mi, estamos en mi casa, pero tengo que ir por mis hijos a la escuela.
GUILLERMO CALDERÓN: Ah, buenísimo, buenísimo.
ILSE SALAS: Sí, buenísimo. No, me quedó perfecto. Gracias a quienes lo hicieron posible, pero tengo que ir por mis hijos a la escuela.
GUILLERMO CALDERÓN: Bueno, impermeable y botas y paraguas.
ILSE SALAS: ¿Sabes qué? Mira, cerraron las cortinas para que estuviera mejor el sonido y es el primer día de sol que hay en dos meses. [Se ríe]
GUILLERMO CALDERÓN: Y te lo estás perdiendo, y te lo estás perdiendo por platicar conmigo.
ILSE SALAS: Por platicar contigo, ¡cómo puede ser!
GUILLERMO CALDERÓN: No, pero es buenísimo porque platicamos como nunca, yo creo.
ILSE SALAS: Sí.
GUILLERMO CALDERÓN: Ahora sí, por fin tuvimos tiempo, así que increíble.
ILSE SALAS: Sí. Y es el cliché más grande decir que podríamos continuar, pero de verdad que yo podría continuar, pedirnos algo de comer, algo de tomar y seguir cotorreando. Así que gracias a quienes lo hicieron posible. Gracias, Guille, por el tiempo.
GUILLERMO CALDERÓN: Sí. Un placer.
ILSE SALAS: Genial y genial trabajar contigo. Espero que se repita (...)
GUILLERMO CALDERÓN: Espero, sí.
ILSE SALAS: Y que nos encontremos mucho.
GUILLERMO CALDERÓN: Por supuesto, por supuesto, yo también. Y un abrazo grande a ti y gracias a MUBI también.
[Corte musical para marcar fin de la conversación y escuchar la despedida entre ambos]
ENCUENTROS, un podcast de MUBI en español. La plataforma de cine seleccionado a mano
Cada día, una nueva película. En cada episodio, una nueva conversación.
Escucha otros episodios de nuestra cuarta temporada de: ENCUENTROS de MUBI podcast con Marina de Tavira, Julieta Zylberberg, Peter Lanzani, Sebastián Silva, Mónica Ojeda, Catalina Saavedra, Rodrigo Sepúlveda, Mariana Di Girolamo, Michelle Garza Cervera y Celina Murga.
Esto fue ENCUENTROS de MUBI podcast, con la participación de Ilse Salas y Guillermo Calderón
Idea: Efe Cakarel, Sandra Gómez, Jon Barrenechea y Ricardo Giraldo
Producción: Ricardo Giraldo y Fernando Peña
Productores ejecutivos: Efe Cakarel, Sandra Gómez, Jon Barrenechea, Diego Luna y Gael García Bernal
Investigación, guion y transcripciones: Andrés Suárez
Apoyo en guion y transcripciones: Fernando Peña
Edición y música original: Andrés Solís
Supervisión de edición: Javier Umpiérrez
Coordinación de invitados: Mónica Pérez
Marketing y comunicación: Sofía Chacón y Fabiola Quintero
Voz: Elvira Liceaga
Grabación de Ilse Salas en Inglaterra: David Harper
Grabación de Guillermo Calderón en Chile: Dante Vásquez en Filmosonido
La Corriente Del Golfo Podcast y MUBI todos los derechos reservados 2023